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Narra Mica:

—¿Está rico?— le dije a Ale mientras se llenaba la cara básicamente de helado. Es un chancho para comer. Igualito que yo.

—Aja! ¿El tuyo está rico?— preguntó.

—No se, tiene feo olor.— le digo haciendo una mueca de disgusto acercándole el helado para que lo huela y se lo embarre en la cara.

—Ey!— se queja.

—¿Que te haces mugriento? Si tenés helado en toda la cara. Un poquito más no te hace nada— dije embarrandole de nuevo helado en la cara para después pasarle una servilleta para que se limpie.

—¿Vamos a casa?— me pregunta.

—¿Querés ir a casa ahora?— dije. Yo no quería irme, la estábamos pasando re lindo pero por otro lado lo entiendo. Es chiquito y está cansado.

Asentó con la cabeza. Asique nos paramos y nos encaminamos para casa.

Íbamos hablando de Zafira, se notaba que a Ale le gustaba pero no me lo quería decir mientras lo llevaba a caballito. Cuando llegamos lo bajé y busque en mi mochila la llave pero no la encontré.

—La puta madre...— dije susurrando chasqueando la lengua mientras seguía buscando la llave.

—¿Qué pasa?— pregunta Ale.

—No encuentro las llaves...

De repente escucho la voz de mi mamá ¿No tenía que estar trabajando a esta hora?

—Mamá! me olvide las llaves ¿me abrís?— grité desde afuera.

Pasó un tiempo y escuché abrirse la puerta y me encontré con los ojos celestes de Valentín.

—Hola— me saludó algo tímido.

—Emmm ¿hola?¿que haces acá vos?— pregunté extrañada.

—Es que me sentí mal porque no podía venir a la noche y te quería pedir disculpas.— me dijo bajando la cabeza.

¿Vino hasta acá para disculparse? Tiene que ser joda.

Me pareció tierno pero a la vez me dió bronca, hasta Valentín venía a disculparse y Mati no sé gastó ni en llamarme para saber cómo estaba o como la estaba pasando y eso que era mi mejor amigo.

—Ah!, sos el único que lo hizo, igual no hacia falta ¿sabías?— le aclaré— permiso, voy a pasar.— dije tratando de entrar ya que el abrió la puerta.

—NO PODES!- dijo en tono bastante alto— es que tu mamá me dijo que limpió el piso y todavía está mojado... no podes pasar.— me aclaró y yo me entre a reír por su torpe esfuerzo por tratar de mentir.

Si mi mamá hubiera limpiado el piso, Valentín no me hubiera abierto la puerta... Porque si no mi mamá lo mataba si manchaba el piso. Era algo obvio.

—Valentín puede que no te conozca mucho pero no sabes mentir.— dije mirándolo con cierta ternura— permiso— dije de nuevo tratando de moverlo esta vez, pero no me dejó.

¿Que le pasa ahora? En cualquier momento gritaba que me están robando para que me deje pasar. Es increíble que esté en mi propia casa y no pueda pasar.

—Es que no podes entrar, tengo que hablar con vos de algo importante.

¿De qué? Quizás me quiera decir lo que le dije dormida. Quizás lo asusté ¿Qué mierda habré dicho?

—Emmm ¿ok?— dije confundida y después me acordé que estaba Ale escuchando y lo miré— ¿Podés esperar allá Ale?— le pregunté señalandole un banco de la plaza y milagrosamente me hizo caso y fué directo para allá.

«Tu mirada» •Wos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora