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Narra Mica:

Después de depilarme cada centímetro del cuerpo volví al Placard.

Siempre era lo mismo cada vez que salia. 4000 combinaciones diferentes para ver que carajo me ponia y las 4000 me quedaban para el culo, lloraba, me frustraba, volvia a ver los conjuntos con la esperanza que me gustara alguno o que alguno me quedara bien y volvia a llorar. Era un circulo sin fin.

Era el cumpleaños de Valentin y yo todavia seguia en bata revisando y revoleando toda la ropa acomodada que tenia en el placard para ver que era lo mas presentable para ir a la casa de mis suegros. No muy atrevido pero elegante, no muy exagerado pero lindo, no muy suelto pero tampoco apretado, que no llame la atencion pero que sea comodo.

Como odio ser mujer la puta madre. Odiaba tener que hacer esto pero cada vez que me iba a dar por vencida la frase "es por valentin" aparecia en mi cabeza junto con la imagen de su estupida y hermosa sonrisa que me daba vuelta todo. 

Entre que veia que mierda me ponia fui hasta el baño todavia con la bata puesta para agarrar el secador y secarme el pelo. Cuando termine me lo planche mechon por mecho para asegurarme de que no me quede ningun pelito parado o ondulado. Grite dos o tres veces como boluda cuando me queme la frente con la planchita tratando de alisar los pelitos chiquitos de mierda que nunca crecian normalmente porque de chiquita te agarraba una crisis y te mandabas una cagada con la tijera.

Odiaba que se me pararan, se veia todo el pelo planchado, todo prolijo y los pelitos chiquitos se veian como el pelo de la Barbie toda roñosa que mi mama guardo "de recuerdo"... Un asco.

Estaba tan enojada conmigo. Valentin me iba a venir a buscar a la noche, eran las 6:00 pm y yo todavia no sabia que iba a hacer con la ropa.

Despues de dos horas encerrada senti como golpearon la puerta.

—Mica, abrime...— dijo mi mama del otro lado del baño. Me apure y me moje la cara para disimular el hecho de que estuve llorando las dos ultimas horas por la ropa, el peinado y por todo para salir.— Toma, aca tenes el regalo de Valentin.

Le habia pedido a mi mama que le comprara otra cosa. No porque lo necesitara sino porque yo queria hacerlo. Valentin siempre me mima todos los dias del año y yo si no hacia esto iba a ser la peor novia del mundo porque para ser sincera se merece todo lo bonito que haya en el mundo.

Saque lo que habia adentro de la bolsa y era una camisa azul noche lisa. Era pefecta porque cuando me quedaba en la casa de Valen a dormir y el me prestaba alguna remera para que me ponga miraba su placard y nunca le vi ni una sola camisa. Solo puras remeras y para colmo eran todas negras, gris, blanca o algun azul muy disimulado en todo caso que despues convinaba con camperas mas llamativas.

—Fue dificil traertelo porque Valentin esta abajo y tuve que esconder la bolsa de regalo— cuando mi mama dijo eso mi corazon paro de latir y abri los ojos tanto que pense que se me iban a salir ¿que hace aca? se suponia que tenia que venir mas tarde.— ¿que le digo?

Suspire fuerte ¿todo mal me va a salir hoy?... corrijo ¿todo mal me va a salir siempre?

—Entretenelo un rato ahi abajo mientras me pongo algo— dije señalando la bata— y despues hacelo subir.—aclare y cuando asento con la cabeza fui corriendo a mi pieza a ponerme mi pijama de bob esponja con mi pantuflitas de unicronio.

Trate de ordenar todo el quilombo: la cama desarreglada desde la mañana, la ropa sucia acumulada en la silla de la esquina, los apuntes de la escuela desparramados por el escritorio y toda la ropa por el piso.

Cuando estaba acomodando lo ultimo (los apuntes) se escucho abrir la puerta dejandome ver a Valentin con dos bolsas en la mano.

—Hola amor— su voz dulce hizo que me olvide de todo el enojo de las horas pasadas. Me acerque a el mirandolo de pies a cabeza, es hermoso.

«Tu mirada» •Wos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora