«Tu mirada» •Wos•

19

Narra Mica:

Miraba a Valentín y me daban tremendas ganas de quedarme pero mi vieja me va a matar.

—No puedo Valen, tengo que volver a mi casa— dije algo triste. Porque es verdad, siempre tenía ganas de pasar tiempo con el ¿Quién no querría?

—¿No te puedo convencer de ninguna manera?— dijo mientras se acercaba a pasos lentos de mi. Me coloco mis brazos al rededor de su cuello y me abrazo por la cintura balanceandome esperando mi respuesta.

Dios, si sigue así me va a matar de ternura.

Negué con la cabeza y le di un besito corto el la boca.

—Bueno— dijo con los ojos en blanco— pero nada más porque te comparto con tu mama we.

—Sos un tonto—dije rodando los ojos— aparte de celoso.

—Pero un tonto re fachero— dijo haciendo pose de diva.— y celoso obvio. Si mira el bombón que sos— me dió una vuelta mientrqs me silvaba.

—...además de algo creído.—agregue.

Frunció el ceño sonriendo.

—Te encantó lo se— dijo dándome un beso.

—Eso no te lo voy a negar.— dije abrazandolo mientras me escondía en su cuello. Amaba estar así con el: sentía su corazon, su perfume y su respiración perfectamente.

Arte pura.

Me hizo reír cuando empezó a tararear la canción de J. Balvin y Nicky Jam.

—¿Siempre sos así?— pregunté mientras él tarareaba.

—¿Así como?— preguntó separandose de mi para verme.

—Tierno, gracioso... lindo— empecé a nombrar con los dedos—¿Sigo?— pregunte.

Negó con la cabeza divertido.

—Solo soy así con vos.

Ay no. Yo lo cago a besos ¿Cómo puede ser tan perfecto?

—Vamos— dijo llevándome abajo.

Antes le hubiera preguntado "¿A dónde?" Pero ahora sinceramente no me importa. Iría a cualquier lado con tal de estar con el.

Me llevó y me hizo de cenar para que comiera antes de irme. Amaba cuando se preocupaba tanto de mi.

Me dió un poco de gracia cuando se le quemó la primer milanesa y se puso histérico. Quise ayudar pero no me dejó.
Cualquiera que lo vea así diría que lo tengo de esclavo ahre.

Aunque me gustaba la arruguita que se le hacia entre la cejas cuando se enojaba, me pare y lo abracé por atrás acariciandole el abdomen por abajo de la remera y dejando besitos en su cuello y su pelo.

Se rió un rato y después se dió vuelta para abrazarme dejando un besito en mi frente. Me encantaba cuando de ponía en modo tierno.

—Si haces eso, se me van a seguir quemando las milas— dijo riéndose.

—Dejame ayudarte pue— digo poniendo los ojos en blanco.

—¿Cuando me invites a tu casa me vas a dejar ayudarte también?— preguntó.

—Obvio que no.

—Ahi tenés tu respuesta— dijo sarcástico. Y se dió vuelta para seguir cocinandome.

Cuando terminó nos sentamos a comer y después me acompaño a mi casa.

—¿Te pensas quedar ahí todo el día?— dije cuando estaba entrando a mi casa y todavía no se iba.