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Narra Mica:

Miraba por la ventana y a lo lejos se veian los barrios todos iluminados y mas si los veias desde acá arriba. Una de las cosas que mas extrañaba de Buenos Aires es como brillan las luces en la noche.

Mire el celular y eran las 8:30 de la noche. No pude evitar sonreir al volver a este lugar, me senti comoda... en casa. Todavia no estaba lista para decirle "chau" a esto... al menos no dem todo.

El avion aterrizo mas brusco de lo que seguramente debe revolviendome todo el estomago, pero me aguante.

 —¿Te seguis sintiendo mal?— pregunto Ale sobandome la espalda y aunque lo hizo con toda la buena intencion saque su mano antes de que me haga vomitar.

—No enano, estoy bien.— trate de darle una sonrisa pero salio una mueca nada disimulada.

Nos bajamos, fuimos a buscar las maletas y con Ale nos fuimos a picar algo para comer, aunque yo en realidad no queria nada para comer. Me canse de vomitar asique me compre un agua mineral y a Ale un alfajor. Seguro despues me siento mejor, capaz es solo el vuelo, la turbulencia y eso...

[Dale, ni vos te la crees...] 

Cuando volvimos Ale daba saltitos de emoción. Entré todo el tumulto de gente encontramos a lo que vendría ser "mi familia" gracias al pelo de estropajo de Agustina que se veía a kilómetros.

—¿En dónde nos vamos a quedar?— ya había olvidado que nuestra casa se la vendimos a la otra familia.

—En la casa de Carmen, le alquilamos la casa durante las vacaciones mientras ella se va con su esposo a Miami— hizo cara de asco. Al igual que mi mamá a mi tampoco me cabían los chetitos.

—¿Le vendimos la casa y ahora ellos nos alquilan nuestra propia casa?— dijo Ale. No me molestaba en lo absoluto, Carmen era piola. Me llevaba re bien con el hijo, hasta le di mi pieza.

Mi mamá asento.

—¿De que te quejas enano? Volvemos a nuestra casa!— le hice caballito haciendo que se ría y así empezamos a caminar afuera y tomarnos un Uber a la casa.

La primera vez en todo este puto año que sonrio y es porque vuelvo.

Nos fuimos en dos Uber porque no entrabamos. Yo, Ale y Agustina por un lado y mi mamá y Mariano por el otro. Juro que si Agustina empieza a romper las pelotas le encajo un bife con todas las ganas del mundo y aprovecho que no están los otros dos.

Por suerte del chófer y mía se quedó callada en todo el viaje mirando por la ventana. Yo hice lo mismo respirando el aire sientiendo como poco a poco me componia.

Cuando estábamos pasando en el Uber por la plaza donde se hacia el Quinto me dió una tristeza gigante. En parte porque extrañaba ir a esas compes con Mati los domingo y en parte porque aca comenzo todo con Valentin. Solte una risita al recordar que ni nos aguantabamos al principio y ahora es la persona que mas extraño en la vida.

Queria  abrazarlo, queria besarlo, queria hacerle mimos mientras veiamos peliculas tirados en el sillon de su casa, queria cuidarlo cundo se enfermaba, queria dormir con el, queria pasear y festejar otro mes de noviazgo que evidentemente ya no festejariamos, queria bailar cerquita e ir a una joda con el, queria una de esas conversaciones en las que el me hacia flashear con un monton de cosas. Lo queria en todos lo sentidos. Lo queria a el.

Largue una lagrima cuando se me vino una pelicula de todos los momentos juntos, hasta de cuando yo estaba internada.

Todo a la mierda ¿Y porque? por un trabajo pedorro.

[Bue, tampoco tan asi. Que de ese trabajo vivis y comes, asique tan pedorro no sera...]

¿A que precio? No tenia ni amigos, ni familia ni a Valentin. Tampoco tenia estudios... estaba a miles de kilometros para hacer absolutamente nada.

«Tu mirada» •Wos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora