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Narra Micaela:

Después de que llegáramos a la casa de Mati, pedimos algo para comer, ya que después de la competencia no había comido ni tomado nada... solo las cervezas y estaba cagada de hambre. Él fue a dejar mi mochila con mis cosas a su pieza y yo agarré el teléfono para pedir unos lomos con papas fritas. Su casa es mi casa y la mia es la de él.

—...Gracias.— dije antes de cortar la llamada con el tipo de Rappi. La vieja confíable de Rappi.

Sentí que me abrazaron por atrás y obviamente era Matías. Apoyaba su cara en mi hombro mientras me balanceaba de un lado a otro agarrándome de la cintura. Cualquiera que nos viera diría que somos novios. De hecho nos lo decían mucho y bastante seguido debo decir.

—¿Qué pediste?— dijo con voz de bebé. Lo cual me hizo reír, a veces era gracioso, otras se ponía en "modo boludo-on" y otras podía ser muy tierno. Aun así quiero a todas las maneras que sea.

—Lo de siempre, lomos— le dije en tono sarcástico. Siempre pedimos lomos, va en realidad yo los pido antes que Mati agarré el teléfono y pida alguna boludez "saludable". Déjame de joder con la ensaladita, que no se vive de ensalada.

Además los lomos son mi comida favorita.

—Y después te quejas de que supuestamente estas "gordita"— e hizo comillas con sus dedos girando los ojos.

—¿"Supuestamente"?— digo yo sarcásticamente. Siempre tuve un complejo con mi cuerpo aunque ¿Quien no lo tiene en realidad? Si bien no estaba tan mal físicamente, siempre que me miraba al espejo pensaba "puedo estar mejor" y seguido de eso me sacaba miles de defectos que no me gustaban en mí. 

Aunque no me gusta como estoy ahora, me acepté, cosa que muchas personas sé que les cuesta hacer y estoy feliz por el simple hecho de lograr eso.

—Dejáte de joder boluda, estás re bien.— me agarró de la mano y me dió una vuelta mientras me silbaba.

Lo amo demasiado.

—¡Ok! entendí el punto pero aun así alta lija bro. Por más flaca que quiera estar a la comida no la cambio por nada— digo exageradamente sacandole una sonrisa.

—Primero que nada: lo estás y segundo: si tuvieras que elegir entre mí y una milanesa ¿a quién elegís? Mera curiosidad...— preguntó de la nada.

Me puse la mano en el mentón mirando un punto fijo, fingiendo que pensaba.

—Ushhhh, difícil decisión bro.— suspire.

—¿Enserio estas pensándolo tanto?— dijo agarrándose el pecho y fingiendo dolor.

—Pfffff, tenes razón, que tonta ¿Cómo lo voy a pensar tanto?— resoplé.

 El sonrió feliz.

—Obviamente la milanesa.— contesté sin dudas.

—¡Hey! tengo sentimientos, soy humano loca.— dijo empujándome del hombro.

—No te hagas el tonto que en tu lugar vos también elegirías lo mismo gato.— le devolví el golpe pero más fuerte con la intención de que le duela pero por su gesto se vé que no le dolió nada. Altos brazos de fideo tengo.

—NO, NO, NO, NO, NO, bueno si.— respondió imitando el meme.

 Nos reímos y así pasamos el rato, boludeando como siempre.

 Golpearon la puerta y corrí como si fuera de vida o muerte a abrir. Estaba cagada de hambre. Llegó el de Rappi, le pagamos y comimos. Normalmente si fuera fin de semana nos quedaríamos hasta las 5:00 AM tomando birras, fumando y llamaríamos a los chicos o nos iríamos a una joda, pero como mañana hay escuela tuve que insistirle mucho a Mati para que me dejara dormirme temprano. Aunque era lo que menos quería.

«Tu mirada» •Wos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora