Yuanfen

XIV. Irremediablemente

Ben apegó su frente junto a la de ella y respiró acompasadamente. Querían decirse muchas cosas, pero todo parecía tan innecesario. Guardaron silencio largo rato, pero finalmente él habló primero, en un susurro profundo:

-          No soy bueno con las emociones, a veces no las entiendo y no puedo controlarlas. Durante años me aferré a las equivocadas creyendo que me hacían fuerte, pero... estaba completamente perdido y  apareciste tú, una simple chatarrera de Jakku, que terminó creyendo en mi salvación. Nunca podré hacer suficiente para compensarte por traerme de regreso a la luz. No tengo nada que ofrecerte, solo amarte cada día con toda mi fuerza - Terminó de decir confesándose por completo y sintiendo una extraña mezcla de sensaciones. Estaba aliviado de poder sincerarse con ella, pero tenía un profundo miedo de no ser correspondido

Rey se alejó un poco de él para mirarle a los ojos:

-          Es todo lo que necesito – Dijo ella sonriendo ampliamente ante esas palabras. Puso ambas manos sobre el rostro de Ben y su sonrisa se desvaneció - Cuando te fuiste, los días comenzaron a pasar como un sueño, una pesadilla. Empecé a meditar largas horas, con la excusa de entrenarme, pero la verdad es que te buscaba con desesperación. En mi pecho empezó a crecer el vacío al no encontrarte.  Comencé  a preguntarme si volvería a verte, al menos como un fantasma de la fuerza, pero eso tampoco pasó.

-          Lo lamento... - Dijo Ben afligido

-          Lo sé, ahora entiendo por qué. – Le contestó Rey - Pero durante los primeros dos años, las pesadillas apenas me dejaban dormir. Te esperé tantas noches a que regresaras y aprendí a vivir con esa desilusión en secreto, cargándola como una mochila silenciosa y cada vez más pesada.  – Concluyó Rey con una sonrisa triste.

-          Te compensaré cada lágrima – Le dijo él en un susurro

Ben se atrevió a buscar sus labios, besándola con suavidad y luego con una inesperada necesidad. Ella rodeó su cuello con los brazos y Ben puso sus manos en la espalda de Rey para acercarla aún más. El contacto entre ellos se volvió electrizante y Rey no pudo evitar soltar un débil gemido entre los labios de Ben.

Por primera vez, él pensó en ella de manera completamente diferente. La deseaba, como mujer, como compañera, deseaba todo de ella y entregarle aún más. Se puso nervioso ante estas nuevas emociones y haciendo uso del poco autocontrol que tenía, se separó de sus besos suavemente. Notó que Rey estaba avergonzada, y respiraba agitadamente igual que él. Ben le sonrió con ternura.

-          ¿Cómo es posible que extrañara tanto esto, algo que nunca tuve?  - Le preguntó ella

-          Siempre me tuviste. Me enamoré perdidamente de ti. – Le dijo él sin dejar de mirarla a los ojos.

-          Yo también, irremediablemente. – Contestó Rey

Sus confesiones habían sido tan íntimas que se quedaron abrazados en silencio. Cada cierto tiempo volvían a besarse o a mirarse intensamente. Rey se fijó en cada detalle del rostro de Ben y besó cada lunar con devoción, mientras él respiraba su olor y prestaba atención a cada roce de sus manos. Se durmieron sin darse cuenta.

A la mañana siguiente Rey no fue a la Academia y salió a caminar con Ben por el bosque para que él pudiera distraerse. Le contó algunos hechos de manera general que habían ocurrido durante su ausencia. Así fue como Ben se enteró que desde su muerte, habían trascurrido cerca de 8 años y 6 desde la formación de la Academia.

Caminaron cerca de 20 minutos y llegaron a un pequeño claro natural al costado de unas montañas bajas, desde donde salía una vertiente y un ancho río que varios metros más allá se angostaba y continuaba su cauce hacia el sur, en un riachuelo. Como no había muchos árboles ahí todo parecía menos musgoso.