XXIV. Intemperancia

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Ben se había levantado en la madrugada mientras ella dormía profundamente. Se había aseado, vestido, alimentado y besado en la frente a Rey antes de bajar a la sala de comunicaciones donde estaban las piezas para el sable.

Desde anteayer que realmente estaba ansioso por empezar a crearlo, pero el tiempo que había compartido con Rey era glorioso. De solo recordarlo su cuerpo se estremeció y se obligó a no pensar en ella, no al menos por ahora. Ya tendría tiempo para eso más tarde.

Revisó las piezas que había separado y se percató que eran visualmente diferentes entre sí, pero acomodándolas llegarían a verse bien. Una idea había rondado en su cabeza, algo que siempre había querido hacer con un sable. Dudó un poco, pero terminó por auto convencerse de que no perdía nada con intentarlo.  Rebuscó unos portales de energía, que se supone deben rodear el cristal y la montura de metal que lo sostendrían.

Una vez que revisó tener todas las piezas, guardó las restantes en la caja y la dejó en el piso, dejando la mesa despejada para trabajar. Ben era metódico y ordenado, perfeccionista en este tipo de cosas, odiaba hacer algo a medias y no estaba dispuesto a hacer un sable que no le gustara

Con algunas herramientas, modificó algunas piezas y midió el agarre del ensamble del cristal Kyber, pero se distrajo al ver el otro cristal sobre la mesa, el que era bicolor y lo observó detenidamente. Se le vino una nueva idea a la mente, por lo que se agachó y volvió a abrir la caja, rebuscando entre las piezas algo con una forma y maniobrabilidad en específico. Cuando encontró lo que buscaba, vio bajar a Rey por las escaleras vestida con una de sus poleras y la recibió con una sonrisa y un profundo beso en los labios.

- Buenos días – Le dijo él mientras ella se colgaba en su cuello con los brazos aún un poco dormida – Hoy tenemos mucho que hacer

Pero Rey parece que no lo escuchaba y saltó sobre él, cruzando sus piernas alrededor de su cintura, desestabilizándolo un poco. Ben dejó las nuevas piezas sobre la mesa, mientras la afirmaba con la otra mano y subió con ella casi dormida en sus brazos.

Intentó recostarla en la cama, pero ella no estaba dispuesta a soltarlo, lo que lo hizo reír y se acostó a su lado. Le acarició el cabello, las mejillas y la observó un momento antes de volver a besarla.

- Despierta Rey – Le dijo con voz profunda

- No quiero – Contestó como niña pequeña

- Te meteré al agua helada – Dijo Ben en tono desafiante

- No te atreverías...

Ben la levantó en un solo movimiento y se dirigió al cuarto de aseo de la habitación

- ¡Ya desperté, ya desperté! –Dijo ella reclamando, pero a él ya no le importaba y divertido, abrió la ducha para meterla adentro

Lo que él no se esperaba, era que ella se aferraría a sus ropas y lo arrastraría al agua fría, quedando los dos completamente mojados. Ben cerró la ducha e intentó molestarse, pero se distrajo al notar como a Rey se le pegaba al cuerpo la polera que andaba trayendo acentuando cada curva de ella y resaltando sus pezones.

No quiso evitarlo. Volvió a encender la ducha, esta vez con agua templada y comenzó a besarla con lujuria. La acarició sobre la polera mojada, en tanto Rey le quitaba la ropa de manera desesperada por tenerlo desnudo frente a ella, todo esto mientras él se descalzaba con torpeza y se metia por completo dentro del cubículo. 

La desnudó y sentir su piel a través del agua era una sensación completamente diferente y al parecer ella también lo había notado, pues sus manos no dejaban de recorrer su cuerpo con deseo.

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