Yuanfen

CVII. Me toca mandar

Uno de los inconvenientes de dormir en una cueva, dentro del Tantive IV, era que no había iluminación natural dentro del lugar, por lo que, genuinamente molesta, Rey frunció el ceño cuando la programación lumínica de la habitación encendió las luces. Ya era el cuarto día desde que Jorus había llegado inesperadamente a la base de La Resistencia en Ajan Kloss y aun le era sumamente desconcertante todo su relato.

Se olvidó de lo que pensaba en cuanto sintió a Ben gruñir con suavidad en su cuello e inevitablemente, sonrió cuando comenzó a besarla en la nuca, mientras apegaba suavemente su trasero a él 

-          ¿Emocionado de tenerme a tu lado? – Preguntó ella, por la evidente erección que se incrustaba en su baja espalda

-          Como todas las mañanas – Contestó divertido, notando como Rey se quitaba los pantalones – Ah... interesante...

Complacido por aquello, mordió su oreja, dejando en clara señal que se encontraba completamente dispuesto. Girando casi de inmediato, ella buscó su boca para disfrutarlo, al tiempo que acariciaba lentamente toda la extensión de su miembro.

Ben había aprendido que la primera vez, después de cada menstruación, era suave, delicada y dominada por Rey, en donde él, solo debía dejarse querer.

Se separaron algunos centímetros, los suficientes para ver la sonrisa del otro por unos segundos, antes de que ella emprendiera un placentero recorrido por su pecho, trazando un trayecto con su lengua, entre besos y bocados, sin dejar de estimularlo con la mano.

Era tal la calma y dedicación con la que lo hacía, que Ben tuvo tiempo de memorizar cada acción que percibía en su piel, fascinado por el amor que le demostraba.

-          Vas a hacer que esto acabe antes de comenzar – Le dijo en un susurro, cuando notó su aliento a la altura de la entrepierna

-          ¿En serio? – Rio ella, bajo las mantas de la cama – A penas si te he tocado

-          Son muchos di...

No pudo controlar el gemido de satisfacción al sentir como Rey lamia su contorno, desde la base hasta la punta

-          ¿Qué era lo que decías? – Preguntó, divertida

-          Oh, no importa – Respondió con la respiración agitada – Si-sigue en lo tuyo

Se mordió los labios, profundamente concentrado en las sensaciones que ella le regalaba, pero esforzándose lo suficiente para no dejarse llevar. Al cabo de varios minutos, Rey trepó por su cuerpo y se acomodó lentamente sobre él, permitiendo que la gravedad hiciera su trabajo, mientras lanzaba un largo gemido al notar como su erección se hundía en ella.

Tirando las mantas hacia atrás, Ben al fin pudo disfrutar de las vistas, embelesado por la belleza salvaje de la mujer que amaba. Rozó con la yema de los pulgares sus pezones endurecidos y la afirmó por la cintura, consintiendo que llevara su propio ritmo.

Rey se detuvo jadeante, con una fina capa de sudor en la piel

-          ¿Quieres que continúe yo? – Preguntó, alargando el brazo para acercarla a sí mismo y poder besarla

-          No, hoy me toca mandar – Le dijo, coqueta

-          Te prometo que seré suave – Intentó negociar, notando como ella volvía a reincorporarse – No vas a dejarme ¿cierto?

-          No... - Contestó, mordiéndose los labios en una sonrisa traviesa

Apoyando sus manos hacia atrás, Rey comenzó nuevamente a moverse sobre él, acompasadamente y sin quitarle los ojos de encima. Ambos sabían que difícilmente aquello duraría mucho tiempo más, por lo que cuando llegó el momento, fue difícil mantener la atención en el otro. Ben lanzó un manotazo al costado para aferrarse al borde del colchón, mientras los dos dejaban que sus cuerpos se inundaran con la deseada electricidad que tenían la suerte de compartir.