XV. Regreso

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Al otro día, luego de cumplir la rutina diaria de responsabilidades y entrenamiento de ambos, decidieron quedarse un largo rato a descansar junto al arroyo. La tarde aún era joven, pero aprovecharon de comer lo que Rey había llevado en un bolso.

Ese lugar ya se habría transformado en "su" lugar, donde estaban aprendiendo a conocerse el uno al otro. Luego de comer, se acostaron a descansar sobre el pasto, con sus cuerpos en direcciones opuestas pero con sus cabezas una al lado de la otra. Rey disfrutaba del sol con los ojos cerrados y Ben había ladeado su cabeza para observarla en silencio. Le parecía preciosa y perfecta. Ella abrió sus ojos y se giró, descubriendo como él la mirada, por lo que le sonrió cómplice ante esto.

- He pensado que los Padawan deberían confeccionar sus sables de luz. Sé que están grandes en edad, pero no en tiempo de entrenamiento – Dijo Rey pensativa.

- ¿Qué es lo que te hace dudar? – Preguntó él

- Primero, encontrar los cristales Kyber y segundo, que aceptes entrenarlos en su uso – Respondió ella.

Ben abrió la boca un poco sorprendido ante su petición y Rey no pudo evitar carcajear ante su expresión.

- No estoy seguro de eso – Le dijo Ben - Tu amigo Finn no estará muy feliz

- Podría hacerlo él mismo si no hubiera desistido de su entrenamiento – Dijo Rey con un poco de resentimiento en su voz

Ben se acostó de lado y se reincorporo un poco, apoyando su cabeza sobre su brazo flexionado

- Si estas dispuesta a contarme, estoy dispuesto a escucharte – Le dijo Ben mirándola a los ojos.

Rey resopló un poco molesta al tener que recordar, pero estaba dispuesta a contarle a Ben.

- Empecé a entrenar a Finn casi un año después de la Batalla de Exegol, pero siempre se frustraba, en especial cuando debía meditar y conectarse con la fuerza. Era impaciente, como yo al comienzo – Dijo Rey recordando con añoranza aquellos tiempos – pero siempre parecía que algo interfería en esa conexión. No lograba expandirla. Sus emociones siempre estaban hechas un caos y aunque estaba emocionado por la idea de poder ser un Jedi y entrenar a los futuros Padawan junto a mí, una parte de él sentía miedo de esa conexión. Le insistí en que era necesaria para continuar, pero lo rechazó y me ofreció ayudarme de otra forma.

- Mmm. El miedo es una de las emociones más difíciles de controlar. Puede paralizarte o impulsarte – Le dijo Ben - Para las personas sensibles a la fuerza, los sentimientos son peligrosos. En la formación Jedi antigua tenían prohibido enamorarse o tener una relación sentimental, pero creo que esa restricción no estaba del todo correcta – Ben hizo una mueca con sus labios como meditando en sus palabras – Al ser sensibles a la fuerza estamos más conectados a las emociones y por ende a cada sentimiento que ellas traen, pero el punto no es restringirlas, sino qué decisiones tomamos con ellas, algo que nunca hice del todo bien

Rey se sorprendió ante aquel análisis y pensó largo rato en las palabras de Ben, pues le hacían mucho sentido. De alguna manera el entrenamiento Jedi se basaba en el control de emociones, pero el objetivo correcto era el equilibrio de ellas para mantener la mente clara, sin interferencias.

- ¿Por qué crees que con nosotros funciona diferente? – Le preguntó Rey

- No creo que nuestras emociones funcionen diferente, pero nuestro vínculo sí. Tal como sentimos amor o tristeza, también sentiremos celos o miedo, pero tal vez al tener la misma fuerza podemos balancearlas, complementarlas - Dijo él -  ¿Recuerdas lo que te conté del mundo entre mundos? ¿Lo que me dijo uno de los Jedi? "Si uno fracasa, arrastrará al otro de manera irremediable y el equilibrio se romperá por generaciones", Pues he pensado mucho en eso y creo que no se refiere solamente a nuestro vinculo, sino a nuestra relación – Reflexionó Ben - Creo que el mayor riesgo que tenemos es el apego, la posesión... sentimientos inevitables en una relación sentimental como la nuestra.

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