XXXV. Desierto

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Cuando Ben despertó, se removió en la cama buscando a Rey con un brazo, pero ella no estaba a su lado. Habían pasado tres días desde que él había regresado y tanto ayer como hoy ella se había levantado antes que él, algo que le llamaba la atención, pues habitualmente era lo contrario.

Confundido, se puso el pantalón para levantarse, notando que la puerta que daba a la habitación de comunicaciones  estaba abierta, por lo que bajó por la escalera, encontrándola ya vestida, ensimismada en un libro, mientras hacía anotaciones en una hoja

Se acercó a ella y le besó el cuello por la espalda, haciéndola sonreír y soltar el lápiz

- Parece que anoche tampoco dormiste bien – Le dijo él al notar unas ligeras ojeras bajo sus ojos

- No dormí mucho, la verdad – Contestó ella

- Si no quieres decirme lo que ocurre, lo entiendo – Dijo Ben mirándola con preocupación – Solo no te olvides que te amo y que estoy aquí por ti y para ti

Rey sintió que aquellas palabras generaban un dulce calor en su pecho y con menos motivos quiso decírselo. Se sentía tonta y avergonzada por sentirse de aquella manera, así que solo lo abrazó y él no volvió a preguntar, acariciándole la cabeza.

Antes de salir de la cabaña, Ben le tomó el rostro con ambas manos y la besó con tal insistencia, que ella olvidó por completo las dudas de su corazón.

- Ben... - Dijo ella en un suspiro mientras él le quitaba la polera – Tenemos que irnos...

Pero él la ignoraba, mientras mordía el borde de la venda de sus pechos

- Romperé esta maldita cosa – Le dijo Ben mientras volvía a su cuello y la llevaba con pequeños pasos hasta la habitación

Rey, quien no pudo evitar reírse con aquel gesto, le insistió en que tenían que irse, pero cuando él la sentó en el borde de la cama, ya no parecía tan convencida de sus propias palabras.

Ben terminó de desnudarla y se arrodilló en el piso, abriendo con suavidad las piernas de ella para hacer que su boca se fundiera profundamente con su sexo

- Oh... Ben... - Dijo ella en un gemido mientras enredaba sus dedos en el cabello de él, sin poder evitar mover sus caderas disfrutando placenteramente de la suavidad y humedad de su lengua

Él decidió esta vez juguetear con sus dedos también, algo que estremeció el cuerpo de Rey, haciendo que ella misma luchara con la venda de sus pechos para poder quitársela. Ben levantó su mirada y verla tocándose a sí misma los senos lo volvió loco. Se puso sobre ella y rozó su dureza sobre su humedad mientras le besaba el cuello

- ¿Te gustó que hiciera eso? – Le dijo el al oído seductoramente, totalmente excitado - Tienes que decirme lo que te gusta para poder complacerte

- Te quiero dentro - Dijo ella sin pensarlo mucho, mientras jadeaba hambrienta de deseo a causa de los roces de Ben

Rey no tenía que pedírselo de nuevo. Se quitó el pantalón con una increíble rapidez y la penetró con un lento, pero único movimiento. Le levantó un poco las piernas para acomodar sus caderas y apoyó sus brazos al costado de su cuerpo para poder moverse con facilidad y poder observarla a la vez.

Habitualmente alguno de ellos cerraba los ojos para disfrutar de las sensaciones, pero esta vez no dejaban de mirarse atentamente, aun cuando las arremetidas de Ben eran cada vez más rápidas y profundas

Ninguno de los dos dejaba de jadear, ni gemir y cuando el orgasmo de Rey activó la conexión, Ben se acercó a su boca para dejarse llevar mientras gruñía con fuerza y ella lo apegaba a su cuerpo enterrando sus uñas en la espalda

YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora