LXXIX. Reto

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Animados y esperanzados, regresaron a la Aldea Jedi, mientras Rey les contaba a los Padawan del encuentro que habían tenido con el Maestro Qui-Gon Jinn. Ellos escuchaban muy atentos cada palabra, intentando memorizar cada una de ellas, como si fuera una importante lección de los Textos Sagrados.

Llegaron con la noche sobre ellos, por lo que se fueron inmediatamente a cocinar en la fogata para aprovechar el tiempo y poder ir a descansar.

Justo antes del amanecer del día siguiente, Ben se percató que nuevamente había conseguido dormir toda la noche sin interrupciones, ni vómitos, algo que sinceramente agradeció. Se movió un poco y notó que Rey no estaba entre sus brazos, por lo que tanteó la cama en su búsqueda, sintiendo de pronto las manos de ella en su cabeza. Alargó el brazo hacia atrás, para acariciar su pierna

- Mmm ¿qué haces? – Preguntó sin abrir los ojos

- Deberías empezar a amarrarte el pelo – Opinó Rey

- Claro, me haré tres bollos como los tuyos – Respondió él aun un poco dormido, pero advirtiendo como ella parecía separarle el cabello – Oh no, no lo hagas

- Ben, compláceme, será divertido – Suplicó Rey melosamente, mientras se acomodaba sobre él para darle algunos besos en la mejilla

- ¿Y ser el material de burla por meses para los gemelos?

- Solo lo veré yo – Le dijo con una amplia sonrisa – Por favor – Prosiguió, esta vez besándole el cuello

- Vas a tener que hacer más que eso para convencerme

La invitación estaba clara. Rey bajó por su pecho desnudo, rozándolo suavemente con los labios hasta llegar al borde de su pantalón, en donde pasó la lengua sobre la tela, provocativamente. Ben se estremeció y soltó aire por la boca, muy atento de lo que hacía, hasta sentir la deliciosa sensación de sus labios alrededor de él.

Dejó caer su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y ahogando un largo gemido lastimero en su garganta

- Oh... Rey...

Llevó las manos a sus cabellos y enredó los dedos en él, moviendo suavemente las caderas en dirección a ella en busca de más

- ¿Ya te he convencido? – Le preguntó Rey por medio de su conexión mental

- Todavía no estoy muy seguro – Se arriesgó a decirle

Rey lo liberó y trepó por su cuerpo hasta alojarse en su cuello para morderlo. Ben recorrió la piel de su espalda, notando cómo en algún momento, ella se había desecho de sus propios pantalones. Hasta ese minuto, se había mantenido bastante pasivo con la situación, pero sentirla moverse sobre él encendió el fuego de su pecho. La atrapó en su boca con fiereza y fue suficiente para que ambos perdieran completamente el control.

Estar dentro de ella siempre acarreaba una explosión de emociones para su cuerpo y su mente y una vez más, se sintió afortunado de que Rey lo amara y deseara con su habitual ímpetu salvaje.

Su pasión por ella creció y la atrajo a su cuerpo para poder quitarle cierto dominio, tomándola por los glúteos y pasando uno de sus dedos por el espacio entre ellos. Rey no pudo contener un profundo gemido, haciendo que Ben descubriera accidentalmente un nuevo punto sensible en su esposa, por lo que aprovechándose de aquello, continuó estimulándola, sin dejar de embestirla.

Esta nueva sensación complementaria era tan placentera para ella, que desesperada, hundió la cabeza en su cuello, gimiendo con más potencia de la que pretendía

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