LXXIV. ¿Adaptarse o morir?

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En los días siguientes, Nakia acompañó a todos en cada actividad de entrenamiento y visita a la gruta, aun cuando Rey le había dicho que no era necesario. Internamente se sentía aliviada por no tener que volver a enfrentarse a esa situación, pero no se lo manifestó a nadie, con la intención de ser empática con los demás, en especial porque descubrió que su presencia ayudaba e influía positivamente a sus compañeros.

A Jayden le tomó dos encuentros más en la gruta poder conseguirlo, renovando las esperanzas del grupo y elevando los niveles de optimismo. Heyden estaba rebosante de orgullo por el logro de su hermano y le fue inevitable soltar algunas lágrimas de felicidad

- Y pensar que creías ser el más débil de nosotros – Le dijo ese día, mientras volvían a la aldea

- Ninguno de nosotros es débil - Resolvió Rey con una sonrisa

Estaba claro que les tomaría su tiempo, pero valía la pena, en especial por cómo finalmente se habían organizado para optimizar cada jornada: Ir a la vergencia un día, meditar y entrenar al siguiente.

Ben y Rey luchaban silenciosamente en contra de la oscuridad que los asechaba sin descanso, pero se esforzaban en abstraerse de aquello lo mejor posible, ocupando todos los espacios libres que pudieran tener en ir a realizar los mantenimientos de las naves, con el fin de aligerar la carga de responsabilidades de los Padawan.

Rey se sorprendió cuando empezó a sacar cálculos y se dio cuenta que ya habían pasado casi veinte días desde que se fueron de Endor. No pudo evitar preguntarse cómo estarían los Younglings y sus amigos en Ajan Kloss. Se quedó ensimismada pensando en ellos, mientras regaba la flor azul que estaba en un vaso metálico

- Vas ahogarla si le pones demasiada agua – Dijo Ben al verla distraída, al tiempo que terminaba de revisar los sistemas operativos de el "Desconcierto"

- Parece enferma – Analizó ella con una mueca – Tal vez los cambios de temperatura le han afectado – Agregó tomando un pétalo que se había caído – Este lugar es demasiado frío

- Se adaptará o morirá – Opinó él, abrazándola por la espalda y apoyando la barbilla en su hombro - Prometo que iré a buscarte otra a Kinyen si eso ocurre

- No se trata de reemplazar las cosas – Contestó ella frunciendo el ceño - Sino de cuidarlas, hacerlas valiosas. Adaptarse o morir... ¿son realmente las únicas opciones que tenemos en la vida? – Se cuestionó - Si yo muriera ¿simplemente buscarías otra mujer?

Ben se incomodó por sus palabras, tragando con dificultad al notar que su garganta se había apretado. Rey se giró sin alejarse de su abrazo y lo miró a los ojos, aguardando una respuesta.

- Por supuesto que no – Respondió él casi en un susurro – Yo no podría adaptarme a una nueva vida sin ti. No soy tan fuerte – Continuó, rozando los dedos por sus mejillas – Pero tú en cambio, podrías hacerlo una y otra vez. Está en tu naturaleza

- ¿Y lo estará en la de ella? – Dijo Rey mirando la débil flor

- Tal vez no, pero...

Alargó su mano hacia la pequeña planta, concentrándose en la fuerza y regalándole un poco de su propia vitalidad, consiguiendo que perceptiblemente sus colores fueran más vívidos y rebrotaran algunas hojas

- ... Podemos ayudarla – Concluyó Ben

Rey sonrió

- Perdón... – Se disculpó suspirando y hundiendo la cabeza en su pecho – No quería ponerme intensa, es solo que...

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