Yuanfen

LXXXVIII. ¿En qué estabas pensando?

Programaron las coordenadas para trazar una ruta directa y poco explorada que Jacen había compartido con Rey antes de irse, la cual les ahorraría una buena cantidad de horas de viaje hasta Ajan Kloss.

Transcurridos algunos minutos de haber saltado al hiperespacio, ella se levantó del asiento para ir por una manta y volver donde Ben, quien giró parcialmente el asiento golpeándose suavemente el muslo, en un gesto acogedor para que Rey se le sentara encima. Aprovechó de poner el piloto automático y finalmente se acomodó bien, rodeándola entre sus brazos mientras ella se acurrucaba hundiendo la cabeza en su pecho. Levantó de inmediato la vista, al percibir que él no le quitaba los ojos de encima

- ¿Qué ocurre?

- ¿Te he dicho que eres muy bonita? – Contra preguntó él, con profundo amor

- Ay, Ben – Suspiró Rey, ruborizándose por la intensidad de su mirada - ¿Cómo haces para amarme tanto?

- Me gusta todo de ti – Contestó en tono de obviedad - Excepto...

- ¿Excepto?

- Tu dedo pequeño del pie izquierdo – Indicó él – Es raro, un poco feo

Ella largó una risotada

- Pues ese dedo tiene una historia – Dijo Rey, alzando una ceja – Resulta que para poder sobrevivir en Jakku, tuve que empezar a trabajar para algunos chatarreros del sector y llevarles cualquier cosa que encontrara en las naves atrapadas en la arena. Algunos de ellos eran amables conmigo, pero otros no – Recordó ella, frunciendo los labios – El punto es, que los negocios del Puesto de avanzada Niima estaban liderados por Plutt y él era quien directamente intercambiaba las raciones por piezas. Trabajar para otros no estaba resultando para mí, ellos me necesitaban para sus encargos, pero yo no y entonces, decidí independizarme - Continuó, notando como Ben la escuchaba atentamente – Por supuesto, nadie me tomó en serio en un principio. Un día, dentro de un Destructor Estelar, conseguí llegar hasta el hipermotor y encontré varios componentes que, con un poco de reparaciones, funcionarían a la perfección. El problema era sacarlos de ahí y empecé a forcejear, con tan mala suerte que cuando logré destrabar el último, perdí el equilibrio y el agarre...

- Y la pieza cayó sobre tu pie – Interrumpió Ben con una mueca, imaginándose el dolor y adivinando la situación

- Exacto, creo que nunca he lanzado tantas groserías juntas - Contestó Rey, riendo - ¡Y ni siquiera podía caminar bien! pero no me importó, mi instinto me decía que esos componentes serían valiosos y estaba en lo correcto. Los días siguientes noté como mi pie no solo se había hinchado al doble, sino que también mi dedo estaba morado y deforme así que, aguantándome el dolor, me puse a trabajar en las piezas hasta que las dejé operativas. Unkar Plutt se sorprendió tanto, que me entregó diez raciones de alimento y me pidió que trabajara directamente para él – Concluyó ella con una sonrisa, orgullosa de su historia

- ¿Y que hiciste entonces con tu pie? – Preguntó él, con curiosidad

- Bueno, no podía darme el lujo de descansar, así que cojeé por varios días hasta que Mashra se dio cuenta de mi estado y me consiguió algunas medicinas – Explicó Rey –

- Le tendré más respeto a ese pobre dedo de ahora en adelante – Opinó él, sacándole una carcajada

Ben había logrado lo que quería: Distraerla. Continuó preguntándole por otras anécdotas que hubiese tenido en su infancia y al menos durante la siguiente hora, Rey le contó un par de historias que les sacaron unas cuantas risas