XLIII. Como si nada hubiese pasado

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- ¿¡Porque me dejaste besarte!? – Le espetó Rey molesta, mientras caminaban por el bosque camino a la cabaña

Se había demorado en reaccionar. Ben la había tomado de la mano y sacado de la Academia, alejándola de las miradas de todos. En un comienzo había caminado junto a él avergonzada y en silencio, casi en una especie de shock, pero ahora estaba irritada.

- No alcancé a detenerte – Contestó él

- ¡Siempre puedes detenerme Ben, en especial si estoy a punto de cometer una estupidez! – Le dijo ella

- ¿Estás enojada? Quiero que sepas que eso es sexy – Dijo él

- ¡Ben, no estoy jugando! – Respondió sulfurada – ¡Claro que estoy enojada!

Rey entró en la cabaña y se fue directo hacia el fondo del lugar, parándose frente a uno de los muros sensibles a la fuerza y bajó las escaleras. Habitualmente no iba ahí, pero hoy estaba tan ofuscada, que no lo pensó mucho.

Aquella era una habitación enorme, con ocho camas individuales, un comedor sencillo con ocho sillas, cocina y aseos. Ese lugar era parte de la estructura inicial del antiguo complejo de La Resistencia sobre el cual habían construido la cabaña con Finn y Poe hace varios años atrás.

Rey desarmó una de las camas y se acostó allí, cubriéndose con las mantas hasta el cuello y dándole la espalda a Ben, quien la había seguido.

- ¿Dormirás aquí? – Preguntó confundido

- Quiero estar sola – Dijo ella

- De acuerdo – Contestó él toscamente y salió del lugar

No estaba enojada con él, o tal vez solo un poco, estaba fastidiada consigo misma y ahora se sentía peor, pues podía sentir la molestia de Ben con ella. Frustrada y arrepentida, se levantó, subiendo por las escaleras y pudo ver como él había cerrado la puerta del dormitorio. Se le apretó el estómago y dudó un momento, pero terminó por devolverse y acostarse.

No supo cuánto tiempo estuvo atormentándose, pero de pronto sintió como Ben establecía un vínculo de fuerza entre ambos. Se giró en la cama para verlo de pie junto a ella.

- ¿Aún estas enojada? – Preguntó él con el rostro tan serio, que a Rey se le volvió a estrujar el estómago

- Es que... no lo entiendes Ben – Dijo ella casi en un susurro - Esto no es por un capricho, es peligroso que otros sepan lo nuestro. No conocemos a estas personas ¿y si intentan manipularnos? ¿O le entregan esta información a alguien para que nos hagan daño?

- ¿Quiénes podrían hacernos daño? – Inquirió él

- No lo sé – Dijo ella apesadumbrada mientras se sentaba en la cama abrazando sus piernas - ¿Los "inquisidores"? yo, lo desconozco en realidad, solo estoy extremadamente alerta en relación a eso. Además tú sabes que... somos la debilidad del otro.

Ben suspiró y se quedó meditando unos minutos. Se imaginó su propia desesperación si alguien dañara a Rey o intentara usarla como carnada para llegar a él o viceversa. De la misma forma en la que eran fuertes juntos, él sabía que serían vulnerables si se separaban y de peor manera si sus vidas corrían peligro. Terminó por entender las aprensiones de ella, comprendiendo cuánta razón tenía.

- Bueno, ya la hemos liado – Dijo Ben

- ¿No podemos estar un solo día en esta Academia sin que algo raro ocurra? – Preguntó ella hundiendo la cabeza a sus rodillas

YuanfenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora