Yuanfen

LXXII. Avances

Luego de que se hubiese sincerado con los Padawan en la fogata, Rey se dio cuenta de cómo se alivianaba la persistente pesadez que había aparecido en sus hombros estos últimos días. No pudo evitar sentirse plenamente orgullosa de ellos cuando les informó que al día siguiente deberían retomar la visita a la gruta y todos, con sorprendente valentía, se comprometieron en hacer sus mejores esfuerzos para terminar pronto con aquella angustiante situación.

A raíz de esto, decidieron cenar un poco antes de lo habitual, para poder tener más tiempo de descanso y sueño, por lo que cuando terminaron de comer, la noche apenas estaba cayendo sobre ellos

Ben se preocupó de encender el fuego de la choza, mientras Rey se acostaba en la cama, quitándose repentinamente la polera y la venda que cubría sus senos

- ¿Me estoy perdiendo de algo? – Preguntó él, curioso

- Me gusta sentir tu piel – Dijo ella sin más

- Y a mí la tuya – Contestó imitando su gesto, acomodándose a su lado - ¿Vas a sacarte los pantalones también?

- No... - Respondió Rey con una amplia sonrisa, divertida por su pregunta

- Ya decía yo...

- No te quejes – Señaló ella, acariciando una de sus orejas - El otro día dijiste que no tendrías suerte conmigo en esta isla y ya vez lo que pasó hace un rato

- Déjame al menos...

Ben no terminó la frase. Buscó sus pechos y los recorrió suavemente con la lengua, para luego besarlos

- ¿Ves? Por esto es precisamente que no me quitaba la ropa – Alegó Rey luchando consigo misma para no dejarse llevar

Con una risita profunda, Ben bajó hasta el borde de su pantalón y lo mordió, tirando de él con los dientes, mientras ella no le quitaba los ojos de encima. Besó su abdomen, el espacio entre sus senos y se alojó en su cuello algunos minutos, para terminar rozando sus labios

- Buenas noches – Le dijo él

- ¿No vas a continuar? – Inquirió Rey, alzando una ceja suspicazmente

- No, es solo que esto me quedó pendiente recién - Explicó – A no ser...

- Buenas noches Ben – Respondió ella carcajeándose y besándolo en los labios, antes de acomodar la cabeza en su hombro, dejando que el sueño invadiera su conciencia.

- Descansa, bonita

Al salir de la choza a la mañana siguiente, se llevaron una grata sorpresa al ver a los Padawan ya en pie, preparando el desayuno en la fogata. Al parecer, se habían tomado muy en serio el hecho de darlo todo para superar este reto.

Comieron con relativa calma y una vez que terminaron, partieron de inmediato. El trayecto esta vez les pareció menos pesado, probablemente porque el día estaba despejado y brillante. Pese a esto, fue inevitable que sus estómagos no se encogieran a medida que se acercaban a la gruta.

Kadet fue el primero en ofrecerse para entrar, probablemente por la creciente necesidad de alejar la angustia que se había alojado en su garganta. Luego de largo rato, salió completamente derrotado. Parecía estar menos afectado que la primera vez, pero era inevitable notar cuan consternado estaba en su interior. Nakia se adelantó a Rey y avanzó rápidamente a su encuentro, para abrazarlo fuertemente y ayudarle a calmar su ira