LXXXVI. Encuentro

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- Rey, ¿estás segura? – Inquirió Ben, de rodillas frente a ella – Hemos tenido un largo día...

- ¡Claro que estoy segura! – Lo interrumpió, incrédula por su cuestionamiento – Conozco muy bien a los Padawan, sé que era Kadet, lo oí gritar

Repentinamente, se puso de pie para recoger la ropa que estaba en las sillas, guardándola desordenadamente dentro de la mochila. Él la observó confuso

- ¿Qué haces? – Le preguntó

- Tenemos que ir a Devaron – Manifestó ella – Ahora

- No, necesitamos dormir primero, aunque sea un par de horas – Expresó él

- ¡Algo no salió bien! – Dijo Rey un poco alterada – ¡Y estamos cerca!, no voy a quedarme e ignorar lo que...

- No te estoy pidiendo eso

Ben se le acercó, poniendo ambas manos a los costados de su rostro, obligándola así a mirarlo a los ojos

- Tenemos que estar descansados para resistir el viaje y prepararnos para lo que vayamos a encontrar ahí – Explicó – Las cosas podrían empeorar muy fácilmente si no somos capaces de reaccionar a tiempo

- Reaccionar a tiempo es lo que intento hacer – Contestó Rey, con mirada suplicante - Sentí su dolor y desesperación, es... es similar a lo de Nakia en Endor

- Los Maestros y sus Padawan pueden generar vínculos en la fuerza - Dijo él, acariciándole suavemente las mejillas con los pulgares – Débiles, poderosos, espontáneos como el que acabas de tener o a voluntad como lo hacemos tu y yo

- N-no lo había asociado, aunque leí sobre eso en los textos sagrados – Respondió ella, dudando – Ben...

- Nos iremos mañana a primera hora, lo prometo – Intervino él, zanjando la discusión – Ahora, vamos a dormir

- Dudo mucho que pueda pegar pestaña esta noche – Confesó ella, con una mueca

- Puedo ayudarte con eso, si me dejas

Rey asintió con la cabeza, suspirando y sintiéndose profundamente culpable por no partir de inmediato, pero entendía los argumentos que él le había dado y muy a su pesar, sabía que tenía razón. Con lo agotados que estaban, las probabilidades de fracasar en Devaron aumentaban considerablemente.

Resignada, se acomodó en la cama, mientras Ben se ponía a su lado y la abrazaba, besándola un par de veces con suavidad en los labios. Cerró los ojos, notando como él ponía la yema de los dedos sobre su frente, haciéndola entrar en un profundo sueño.

Ben la observó en silencio algunos minutos y la apegó a su cuerpo para hundir la nariz entre sus cabellos. Lamentablemente, no podía aplicar el mismo truco consigo mismo, así que intentó alejar sus propias preocupaciones, tomándole un buen rato conseguir dormirse.

A la mañana siguiente, cuando ella despertó, se dio cuenta que estaba sola en la habitación. Se levantó de un salto, para poder asearse y vestirse con rapidez, pero cuando estaba por bajar a la cantina, Ben entró por la puerta

- ¿Por qué no me despertaste? – Le reclamó

- No era necesario, aún es temprano – Contestó Ben, depositando un beso en su frente – Estaba con Robcca y le conté que teníamos que irnos – Explicó – Ya se puso en contacto con Tsakko para que venga a buscarnos, además nos regaló algunas provisiones para el viaje – Continuó, guardando las cosas en la mochila - Así que, si estás lista, podemos comer algo mientras esperamos

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