Yuanfen

XXVII. Familia

Durante la madrugada, Ben se había levantado para trabajar en su sable de Luz. No quería entorpecer a Rey en sus actividades diarias, ni menos perderse de los preciados momentos con ella, así que había decidido hacerlo de esta forma. Logró con mucha meditación ensamblar las primeras piezas y no le pareció tan difícil de conseguir. Probablemente en unos días ya estuviera funcional.

No supo cuánto tiempo estuvo trabajando, pero de pronto vio bajar a Rey por las escaleras con una de sus poleras puestas, algo que a él realmente le fascinaba y entendió que ya había amanecido. Ella lo abrazó por la espalda y lo besó en la mejilla, observando la mesa

- Veo que has avanzado – Dijo ella

- Sí, quiero terminar pronto... ¿Qué es eso? – Preguntó él mirando una tela negra que ella traía en sus manos, mientras Rey se sentaba de lado sobre sus piernas y se la entregaba

- ¿Lo reconoces? – Preguntó ella

Ben abrió la tela, intentando darle forma y se dio cuenta que era una polera, una polera negra con un agujero en el abdomen. La miró completamente sorprendido y confundido

- Me la llevé de Exegol esa vez – Dijo ella - la he guardado todos estos años. Solo quería mostrártela para que entendieras de una buena vez, cuanto tiempo llevo amándote y dejes de creer que no lo vales o que voy a salir huyendo de tus brazos al primer intento.

Ben la miró a los ojos y hundió su cabeza en su pecho mientras la abrazaba profundamente emocionado.

- Sé que nunca te sentiste merecedor del amor de nadie, pero lo eres del mío – Le dijo ella acariciando su cabeza y se dio cuenta que él lloraba.

Besó sus cabellos y lo dejó desahogar las frustraciones y miedos que lo habían acompañado tantos años. Cuando él logró calmarse, la besó desesperado y terminó apegando su frente a la de ella, regalándole una dulce sonrisa. Ben le acarició las piernas con suavidad y metió su mano bajo la polera de ella y rozó con sus dedos la piel de su espalda

- Me gusta que andes desnuda - Dijo él con una sonrisa diferente esta vez y Rey se carcajeó al notar sus intenciones

- Lo sé – Dijo ella - no te entusiasmes, tenemos que irnos

Ben suspiró lamentándose por eso y ambos subieron para comer y alistarse para ir a la Academia.

Las clases empezaban a tomar una nueva intensidad, puesto que todos estaban entusiasmados con las nuevas maniobras de combate y estaban tomándose muy en serio aquella preparación, principalmente Kadet y Nakia que parecían tensos cada vez que según los turnos les tocaba enfrentarse uno contra el otro.

En especial, porque el joven Twi'lek se había quejado con Ben de que ella usara dos espadas de entrenamiento

- Tiene dos cristales y se construirá dos sables – Contestó seriamente dirigiéndose a todos – Esta es la forma en la que ella debe entrenar y también en la que ustedes deben hacerlo. Los sables que usan los "inquisidores" son rápidos y letales, sino pueden con ella, estarán muertos en 10 minutos y todo esto habrá sido en vano.

Rey había optado por ir con los Younglings, a quienes no veía desde el viaje a Lothal y de los cuales solo Leda se había hecho cargo. Los niños parecían felices de verla y se emocionaron más cuando ella les entregó unas vendas para los ojos y unas espadas de madera más pequeñas y livianas que las que usaban los Padawan.

Entrenó con ellos con paciencia, intentando que por medio de la fuerza fueran capaces de adivinar sus movimientos y pudieran detenerlos a tiempo.