XXIX. Combate

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Cuando salieron en la mañana, fue ella quien le tomo de la mano, haciendo que Ben le regalara una dulce sonrisa y se detuviera un momento para besarla antes de continuar el camino a la Academia.

Rey fue en busca de Finn, quien llevaba casi una semana  entrenando con los Younglings mañana y tarde. Después de su conversación, había decidido retomar por completo sus funciones en el lugar y se le veía mucho más animado.  Finn era bueno con los niños, amoroso y preocupado de ellos, pero también sabía que los adiestraba con una finalidad importante y que era necesario poner algo de disciplina

Ella lo observó entrenándolos físicamente, probablemente de una manera similar en la que él había sido preparado por la Primera Orden.  Los niños parecían cansados, pero entusiasmados por tener algo de acción más que solo meditar y si alguien no supiera que eso era parte de un entrenamiento Jedi, hubiese creído que solo jugaban de aquí para allá.

Cuando se acercó a ellos, los Younglings no pudieron evitar correr a abrazarla y a saludarla con evidente emoción, lo que causó que Finn pusiera los ojos en blanco y sonriera

-          Has cortado la poca disciplina de esta clase – Le dijo Finn a Rey

-          Lo lamento – Dijo ella divertida – De todas formas, necesito que se detengan y vayan a asearse

-          ¿Y eso por qué? – Preguntó él, curioso

-          Ben terminó su sable – Contestó ella - y necesitamos mostrarles a todos un combate real.  Ni los Padawan, ni los Younglings han visto alguna vez un enfrentamiento de ese tipo. Tal vez tú seas el único, además de nosotros dos, que lo ha visto e incluso fuiste parte de uno.

-          Si... lo recuerdo, casi me mata – Dijo Finn frunciendo el ceño, pero intentando suavizar su expresión de inmediato al ver la mirada de ella - emm ¿estás segura que no es peligroso?

-          Siempre es peligroso – concluyó Rey

Enviaron a los Younglings con Leda y aprovecharon de conversar animadamente mientras recorrían la Academia. A Finn se le ocurrió invitar a todos los que se encontró en el camino, quienes a su vez, invitaron a los demás y en menos de diez minutos todo el lugar estaba emocionado por ir a ver el duelo. La idea de ver por primera vez en sus vidas un combate real entre dos Jedi era algo que para muchos no era más que un mito.

Solo entre los guardias, los asistentes de mantenimiento, armamento y comunicaciones ya eran seis personas, sin contar a los estudiantes, a Leda,  Izan, Finn, Poe, Ben y Rey que hacían el total de diecinueve en toda la academia.

Rey comenzó a ponerse nerviosa en cuanto empezó a llegar tanta gente. Nunca había luchado frente a nadie, menos con la intención de ser vista por otros, ella solo peleaba como su instinto le decía, preocupándose de mantener ciertas estrategias en sus movimientos, pero después del enfrentamiento con Ben de ayer, estaba dudosa de sí misma.

Poe venía a carcajada limpia riéndose de Izan, quien se veía particularmente gracioso por unos extraños artefactos que traía pegados a sus orejas, con el objetivo de no perderse ninguna comunicación de entrada que fuese transmitida a ellos.

Leda llegó con los más pequeños y los acomodó en la parte más alta de los escalones del campo de entrenamiento, para que estuvieran seguros y pudieran ver mejor.  Ella era casi tan aprensiva como Rey en relación a ellos, tal vez por eso, siempre le confió a ojos cerrados sus cuidados

Ben hablaba con los Padawan, que se habían sentado en el piso y les instruía para que estuvieran muy atentos a cada movimiento.

Rey se alejó de todos y comenzó a caminar hacia el centro del lugar. Se quedó observando el sin fin de chatarra que ahí tenían: Naves viejas, cajas oxidadas de cargamento, pilares de cemento inestables, fierros, cables, motores. Todo aquello era un desastre.

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