↳;; ❝Volkacio AUs♡

past lives [2]✨

Soulmate AU (hacía mucho que no hacía uno jeje) dónde todo lo que escribes en tu piel aparece en la piel de tu alma gemela♡︎

O dónde Volkov no quiere un alma gemela.

(el pasado de Volkov y Horacio me los invento)

Parte 2 de 2

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Greco le dio una palmada cariñosa en la espalda antes de darse media vuelta y dejarlo solo con el extraño, dirigiéndose irremediablemente a la boca del lobo. Le temblaban las manos, era un tic nervioso que había desarrollado de joven, y no era capaz de calmarlo en esas circunstancias. Le hormigueban los dedos y los sentía fríos contra las palmas calientes cuando formó un puño para que el temblor se notara menos. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón, agarrando la tela con fuerza, de manera disimulada.

Cada paso se sentía menos real que el anterior, como si danzara en sueños, caminando hacia alguien que conocía de vidas pasadas. La neblina grisácea a su alrededor dotándolo todo de una sensación etérea y suave ante sus ojos, humedeciendo su piel. En general, Volkov estaba acostumbrado a las bajas temperaturas, pero esa noche sentía el aire más frío que el de las noches de invierno de Rusia. Quizás era porque, en esa ocasión, el frío no sólo le picaba en la piel, sino también en sus huesos, en el hueco entre sus costillas, en sus pulmones y en su corazón.

Un sentimiento desconocido había hecho que la sangre en sus venas se calentara, probablemente para combatir el frío helado del exterior.

—¿Horacio? —sonó incrédulo en cuanto fue capaz de discernir sus facciones lo suficientemente bien como para darse cuenta de que lo conocía. Sabía que era un chico al que Conway quería pasar las oposiciones, por algún motivo que él no llegaba a captar todavía.

—Volkov —Horacio sonaba bastante más tranquilo que el ruso, porque, a pesar de que por dentro sentía como temblaban cada uno de sus nervios, sabía que debía ser el maduro y responsable de los dos. Había visto varias veces a Volkov, y sabía cómo era su comportamiento frente a temas como esos. Probablemente se estaría sintiendo ridículo, allí delante de un hombre prácticamente desconocido que afirmaba ser el amor de su vida. No pudo contener una exhalación impresionada, porque nunca había estado tan cerca del ruso como para percibir sus rasgos faciales—. Qué locura...

Era una noche muy oscura, y Volkov se preguntó si estaría augurando el futuro de los dos amantes. Sólo esperaba que ese pronóstico no se cumpliera, esperaba estar errado.

Mientras él luchaba contra sí mismo para encontrar algo que decirle y no quedarse callado, demostrando lo tenso que estaba, Horacio lo miraba de pies a cabeza, embebido en su apariencia tan fuera de lo común. Se preguntó si ese era su tono de pelo natural, y si su piel sería tan suave como le había parecido la primera vez que lo vio en comisaría.

Delineando con su mirada la piel de los brazos de Volkov que quedaba al descubierto bajo su ropa, recordó algo y frunció el ceño.

Y es que no había olvidado que, por muy insultantemente atractivo que le pareciera, seguía siendo la persona que lo había ignorado durante todo ese tiempo. Volkov se mordió el labio ligeramente, nervioso e incómodo, esperando que fuera Horacio el que hablara, ya que sabía que era mucho más resuelto que él.

Pero Horacio, cruzado de brazos, seguía enfadado porque lo hubiera ignorado todo ese tiempo, así que dejó que se congelara con ese hielo que era incapaz de romper, y no permitió que su firmeza flaqueara ni siquiera cuando lo vio sonrojarse. Volkov se aclaró la garganta y no fue capaz de seguir manteniéndole la mirada.