↳;; ❝Volkacio AUs♡

don't pretend you aren't in love✨

Donde Horacio es parte de una mafia y debe seducir al mejor comisario de Los Santos para conseguir lo que quiere. O donde a Horacio se le va de las manos el plan y acaba seducido él. 

Parte 3 de 4 ;) 

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Horacio se subió al coche bajo la divertida mirada de Gustabo, que no era consciente del brillo arrepentido en su mirada. 

—¿Qué, cómo ha ido? ¿Te has tirao' al cabeza hormiga o qué? —se rió de lo que acababa de decir como si fuera el mejor chiste que hubiera escuchado en su vida, y Horacio forzó una sonrisa para que su preocupación no se notara tanto. 

—Pues claro que no tío, eso está mal. Le he robado y ya —omitió el detalle del beso, porque seguro que Gustabo lo encontraba sumamente gracioso y a él no le hacía nada de gracia, y miró intencionadamente por la ventanilla del coche. 

Encendió el motor del coche y arrancó. Miraba la carretera mientras hablaba con Horacio, con una sonrisa. 

—¿Y ya? Pero, a ver —se colocó mejor en el asiento del coche para mirar a Horacio—, ¿cómo fue todo? ¿Cómo acabaste en su casa? 

Horacio bufó. No le apetecía responder, pero sabía que sería peor si evitaba la pregunta. 

—Le dije que vivía en este mismo edificio pero que me había olvidado las llaves y me dejó quedarme en su apartamento —Gustabo soltó una carcajada. 

—Muy bien, tío, usando tu piquito de oro, has aprendido del mejor. 

Gustabo reía como si no fuera nada malo lo que acababa de hacer, y eso hacía sentir peor a Horacio, que solo quería que dejara el tema de una vez. 

Debió haberse negado a hacer eso, pero tampoco es como si tuviera otra opción. Gustabo encajaba perfectamente en la mafia, y Horacio… bueno, Horacio estaba allí gracias a Gustabo, pero nunca se había sentido tan parte de la mafia como su hermano. Si hacía lo que le pedían era en parte por Gustabo y en parte por miedo a las represalias que pudieran tomar si desobedecía. Y, aunque al principio flirtear con Volkov le había parecido hasta divertido, haberse aprovechado de él de esa forma lo hacía sentirse fatal. 

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Volkov daba vueltas en su apartamento, presa de los nervios. ¿Cómo coño había dejado que eso pasara? Se sentía estúpido. Era la primera vez que se abría con alguien de esa forma en muchos años, y había acabado así de humillado. Dan le había parecido un buen chico, pero seguro que ahora mismo estaba contándoles a sus amigos lo que había pasado y riéndose de las reacciones que había tenido Volkov. Suspiró y se pasó las manos por el pelo. No sabía qué le iba a decir a Conway, qué detalles iba a omitir o si debía contar todo tal y como había pasado. 

Si se ponía rojo solamente pensando en ello, ¿cómo iba a ser capaz de verbalizarlo? Y, además, frente a Conway, que se burlaría de él hasta la saciedad. Quizá incluso lo despedía o lo degradaba por haberlo jodido todo solo por un beso y un poco de contacto físico. 

El timbre de la casa lo sacó de sus pensamientos, así que se dirigió a la puerta, suponiendo que sería Conway el que estaba detrás. 

Sus suposiciones estaban equivocadas. 

Cuando abrió la puerta, un fuerte golpe en la cabeza no le dejó tiempo ni para abrir la boca pidiendo ayuda. Sólo fue capaz de ver a dos sujetos con pasamontañas oscuros y sintió unas manos sujetarlo.

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Gustabo cambió el rumbo del coche cuando Horacio recibió un mensaje de la mafia, pidiéndoles que se reunieran con ellos en una ubicación que les habían mandado. El rubio había notado a Horacio raro, y planeaba llevarlo de compras o a algún sitio de los que hacían feliz a su hermano, pero sus planes se habían truncado.