↳;; ❝Volkacio AUs♡

soulmate✨

1-> first meeting✨

Soulmate AU en el que Horacio se despierta un día y es capaz de ver los hilos rojos que unen los meñiques de las almas gemelas.

(esto del hilo rojo es una leyenda romántica que si no conoceis recomiendo buscar para entender el One Shot)

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Se acostaron un poco intranquilos debido a las amenazas que estaban recibiendo por Twitter. Se habían metido con la gente equivocada, y llevaban poco tiempo en la ciudad para saber como funcionaban las cosas. Gustabo lo había convencido para ir a denunciar a comisaría, pero él no estaba muy conforme, le daba miedo que los consideraran chivatos o sapos y tomaran represalias peores que simples amenazas por una red social. Aún así, puede que su amigo tuviera razón y así estuvieran más protegidos, así que aceptó.

Se despertó por el ruido de Gustabo moviendo cosas en la cocina y por el olor a zumo de naranja. Se frotó los ojos e intento acostumbrarse a la luz. Cuando se dispuso a hacer la cama, se dio cuenta de algo que lo hizo fruncir el ceño.

¿Por qué demonios tenía un hilo rojo atado alrededor de su meñique?

Intentó seguirlo con la vista, pero se perdía por su puerta, así que salió de la habitación, completamente confundido. Al llegar a la cocina, vio a Gustabo dándole la espalda, preparando el desayuno. El rubio se giró al escucharlo.

—¡Buenos días! ¿Quieres zumo o café? —Gustabo le habló con energía, pero Horacio no le respondió. Estaba demasiado ocupado mirando las manos de su amigo. De su meñique también salía un hilo de color rojo, que se perdía de su vista por la puerta principal de la casa que compartían.— Oye, ¿y esa cara?

—Gustabo… ¿Qué clase de broma es esta? —Horacio no entendía nada.

—¿Qué broma? —Gustabo miró a su alrededor, para intentar entender qué era lo que había visto su casi hermano.

—Lo de las manos. —Horacio elevó la mano de la que colgaba el hilo para que Gustabo lo viera.

—¿Pero qué manos? ¿Tío pero de que hablas? —Gustabo lo miraba como si hubiese perdido la cabeza, y Horacio empezaba a sentirse así.

—¿No lo ves? —se acercó y levantó la mano de Gustabo.

—¿Qué debería estar viendo?

—¡El hilo!

—¿¡Pero qué hilo!? ¿Tío tienes fiebre o algo? —se soltó del agarre de su amigo e intentó tocarle la frente, pero Horacio se apartó. Salió corriendo, siguiendo el hilo, y abrió la puerta de la calle, sin importarle el hecho de seguir en pijama.

Afuera todo parecía normal para Gustabo, que lo había seguido hasta la puerta, pero Horacio palideció, con los ojos muy abiertos. Absolutamente todas las personas que pasaban por delante de su puerta tenían un hilo rojo en sus meñiques.

A Horacio empezó a entrarle el pánico. Se pellizcó el brazo con fuerza. "Esto es un sueño" se dijo "tiene que serlo". El dolor punzante que le recorrió el brazo indicó que estaba despierto. Le latía el corazón con fuerza y estaban empezando a sudarle las manos. Comenzó a tirar del hilo rojo de su meñique para arrancarlo, pero fue incapaz. Corrió de vuelta a la cocina y cogió unas tijeras, pero estas no consiguieron cortar el hilo, a pesar de lo fino que éste era.

Gustabo lo miraba moverse de un lado a otro pensando que su amigo había perdido la cabeza.

—Tío… eh… ¿por qué no te das una ducha fría, te tomas una aspirina para la fiebre y luego hablamos? —Gustabo empujó suavemente a su amigo, que parecía que acabase de ver un fantasma, hacía el dormitorio de nuevo.