Love is not enough [2]✨

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Donde en el mundo no existen los soulmates, pero sí todo lo contrario: personas que el destino te dice que debes odiar, y de las que debes apartarte porque no son buenas para ti.

Parte 2 de 2.

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—¿Me pasas la camisa?

Volkov busca con la mirada lo que Horacio le está pidiendo. Cuando la ve, sobre la cama, la toma y se la lanza. Horacio le sonríe, y se viste frente al espejo de cuerpo entero del dormitorio de Volkov, ignorando la mirada del ruso sobre él.

Ese último mes han establecido unas cuantas normas.

Evidentemente, la primera es no tocarse, eso es obvio. Bajo ningún concepto pueden hacerlo, por mucho que Horacio a veces asegure que "está bien", que no le importa y que permite que Volkov lo haga. El ruso jamás acepta, aun teniendo total consentimiento de su parte, porque no quiere ni pensar en poder hacerle daño. Por esa misma razón, Horacio tampoco ha intentado tocarlo a él.

La segunda norma está muy relacionada con la primera, e influye a la hora de hacer cualquier clase de actividad que otras parejas harían sin ningún tipo de dificultad. Porque sí, lo han hablado, y el término "pareja" se ajusta bastante bien a lo que ambos sienten con el otro, y a lo que los dos buscan de su relación. Aunque claro, su "problema" les impide llevar a cabo cosas de lo más común entre parejas. No han tenido una cita normal, por ejemplo. No poder tocarse reduce bastante las opciones, y salir a cenar está bien, pero a ambos les duele renunciar a la idea de pasar la tarde dándose mimos en el sofá, abrazados bajo una manta y viendo cualquier programa de televisión. Ni siquiera han podido dormir en la misma cama todavía.

Pero han tenido que ir haciéndose a la idea durante ese último mes, y ambos están tratando de adaptarse a las circunstancias y acostumbrarse a quererse así, a la distancia.

La última norma -la única que Horacio no respeta tanto como debería- es en relación a cosas relacionadas al contacto físico menos banal y más íntimo. Si no pueden tocarse como cualquier otra pareja normal, Volkov espera que por lo menos Horacio no lo provoque demasiado. Pero Horacio, que no tiene miedo a jugar con fuego -en este caso casi literalmente-, ha excedido el límite impuesto tácitamente por ambos en varias ocasiones, con comentarios subidos de tono, miradas y gestos para nada inocentes, y una actitud que hace a Volkov desesperarse por no poder tenerlo cerca.

Esta es una de esas ocasiones.

—En los museos cobran por mirar, ¿eh? —dice Horacio, abrochándose los botones de la camisa—. Y yo aquí dejándote que me mires gratis...

Volkov tarda unos segundos en apartar la mirada de sus hombros, ceñidos por la ajustada camisa, y buscar una respuesta igual de ingeniosa. Aunque claro, ese no es su fuerte, y acaba diciendo simplemente:

—Bueno... a algún sitio... tengo que mirar, ¿no? —frase de la que se arrepiente al instante, porque hace que parezca que mirar a su novio es completamente trivial para él, cuando evidentemente no es así.

Aún así, Horacio no se lo toma a mal, porque está de buen humor y porque conoce a Volkov.

—Sí, sí... y que ese sitio sea mi cuerpazo es una coincidencia, ¿no? —se da la vuelta, y Volkov está sonriendo. Él enarca una ceja, aunque también sonríe, y se acerca un poco al ruso.

—Eh... sí —miente Volkov, y está siendo de lo más obvio, pero tampoco está tratando de disimularlo.

—Sí, sí... —repite Horacio, risueño, sonriente, y con la camisa a medio abrochar—. Pues la próxima vez que quieras mirar algo, mira por la ventana.

↳;; ❝Volkacio AUs♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora