Donde Volkov intenta que vuelva el Horacio seguro de sí mismo que se perdió con toda la toxicidad de la relación de la que acaba de salir.
(Algunos diálogos del final están basados en partes de la canción de multimedia, así que escuchadla si queréis)
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—¡Venga, Volkov! ¡Dile algo! —el ruso se encogió de hombros. Gustabo le hizo gestos apresurados para que se acercara a la puerta cerrada del baño.
—Eh... Horacio... —no sabía muy bien qué decir—. Sal, por favor. Queremos hablar contigo.
—Yo no quiero hablar —respondió, desde dentro del baño. Y el ruso suspiró, mientras apoyaba la espalda en la puerta, mirando a Gustabo y encogiéndose de hombros de nuevo—. Y tampoco quiero salir.
—No nos vamos a mover de aquí hasta que salgas —amenazó Gustabo—, y en algún momento tendrás que comer o usar el móvil, y para ello necesitas salir del baño.
Horacio se quedó callado. Después de unos segundos, volvieron a escuchar su voz.
—Está bien, saldré. Pero me niego a ir con vosotros —los dos chicos compartieron miradas cómplices, pero fue Gustabo quien habló de nuevo.
—Vas a venir con nosotros —escuchó a su hermano quejarse, y no le dio oportunidad de hablar—. Es sólo una fiesta, ni siquiera tiene que ser toda la noche. Sólo un par de horas, por favor. Antes te encantaba esto, ¿qué ha pasado?
Horacio no respondió, pero los tres sabían cuál era el motivo por el que rechazaba algo que le gustaba tanto como salir de fiesta con sus amigos. Y ese motivo tenía un nombre y apellido, aunque el chico se negara a hablar de ello.
Hacía tiempo que Horacio y su pareja habían roto, un chico que ni Volkov ni Gustabo habían conocido, pero del que le habían escuchado hablar cientos de veces. Y quizás Horacio no se lo presentaba porque, inconscientemente, sabía que lo iban a odiar, y prefería que se quedaran con la imagen que él intentaba transmitir de su pareja.
Hasta que rompieron por primera vez.
Bebió demasiado esa noche, y fue el ruso el que lo llevó a casa, le hizo la cena y lo arropó en su cama. Y, borracho, le confesó lo terriblemente destructiva que había sido esa relación para su autoestima. Le contó todas las cosas que le había dicho, y todas las veces que lo había dejado llorando sólo. Volkov se sintió lleno de ira, pero también frustrado por no haberse enterado antes, y profundamente triste porque Horacio se merecía algo mejor, se merecía el mundo.
Había acabado metido en ese embrollo, sin saber que justo él era el menos indicado para ayudar a Horacio. Y el motivo era que Viktor, a diferencia del resto de amigos del chico, no lo escucharía y lo aconsejaría porque quería lo mejor para él.
Lo haría porque estaba completamente enamorado de él.
Quizás "enamorado" era una palabra demasiado fuerte. Sí sentía atracción por Horacio, por su personalidad tan alegre y por su increíble atractivo. Le encantaba pasar el tiempo con él, se sentía nervioso y cómodo a un mismo tiempo, como si tuviera un torbellino de emociones en el vientre. Pero "amor" era una palabra que lo asustaba.
Se había sentido así desde el momento en el que había empezado a conocerlo. Le dolió enterarse de que tenía pareja, le dolió verlo llorando y devastado por una relación tóxica que se había llevado toda su energía y su alegría, y le dolió más aún no poder hacer nada por él.
Pero se le daba tan bien ocultar sus emociones, y era tan terco, que nadie podría deducir que le gustaba Horacio. Tampoco se lo había contado a nadie, ni siquiera a sus amigos más cercanos. No quería que llegara de alguna manera tergiversada a oídos de Horacio, y su relación se enfriara o se pusiera incómoda.
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↳;; ❝Volkacio AUs♡
FanfictionRecopilación de One Shots que me apetecía hacer para la Volkacio week a pesar de llegar mil años tarde. · · ─────── ·本· ─────── · · Probablemente añada más one shots o drabbles porque estoy muy aburrida todo el tiempo y llorar por píxele...