↳;; ❝Volkacio AUs♡

DAY 5: changing roles✨

DÍA 5: roles invertidos 💥🚓🧨🗡️

Aclaración: en esta historia Greco y Volkov son dos alumnos y Horacio y Gustabo comisarios. El superintendente sigue siendo el mismo porque sinceramente es insustituible xd

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—Esposalo, novato. —gruñó el comisario Gustabo. 

—10-4 —respondió Greco, uno de los mejores alumnos. 

Él y Volkov habían tenido los mejores resultados en todas las pruebas que habían hecho los comisarios y el superintendente a los alumnos, por lo que Conway los asignó junto a Gustabo y Horacio en un caso que llevaban tiempo investigando. 

Habían conseguido detener a uno de los cargos más altos del grupo de traficantes más importante de la ciudad. Normalmente los cargos más altos no se manchaban las manos, y su único trabajo era contar el dinero que ganaban y dar órdenes a sus inferiores, pero investigando un poco su pasado consiguieron averiguar que el hombre tenía un hijo. Usando al niño como cebo, el traficante había acudido al punto de encuentro que había seleccionado Conway, y allí había sido detenido. Lo que ningún agente sabía era que tenía un plan B. 

—Volkov, leele los derechos. —le pidió el comisario de cresta al alumno. 

Volkov había tenido un flechazo con Horacio en cuanto lo vio, pero sabía que era algo imposible. No solo porque hubiese una diferencia abismal entre sus cargos, y nunca sale bien la mezcla entre trabajo y vida personal, sino también porque nunca había visto que Horacio lo mirara más de un segundo seguido. Así que solo fantaseaba en su cabeza pero jamás iba a intentar dar un paso más. 

Hizo lo que su superior le pidió y le leyó los derechos al detenido. 

—¿Ha entendido sus derechos, caballero? —preguntó en tono educado al finalizar. 

—Que te den por culo. —fue su única respuesta. Horacio debió de ver la cara de sorpresa que puso el ruso tras la mala contestación, porque miró por el espejo retrovisor al detenido y frunció el ceño antes de hablar. 

—Como vuelva a faltarle al respeto a mi alumno va a desear que lo metamos en perpetua, porque el resto de opciones lo van a hacer temblar. —el traficante se calló, pero tenía una sonrisa irónica en la cara. 

Cuando llegaron a comisaría por la parte trasera lo bajaron del vehículo, pero no le quitaron las esposas. Lo llevaron a una sala de interrogatorios, y los dos comisarios se quedaron dentro con él y enviaron a los alumnos a patrullar.

No pasó mucho tiempo cuando Greco entró en la sala de interrogatorios. Los comisarios le hubieran regañado por entrar sin llamar e interrumpir el interrogatorio, si no fuese por lo nervioso que vieron al chico. 

—¡Se está liando fuera, tenéis que venir! —Greco no los esperó, volvió a subir corriendo las escaleras, en dirección a la entrada. 

—Tú nos esperas aquí, hijo de puta. —dijo Gustabo, encerrando al delincuente en una celda. El hombre estaba sorprendentemente tranquilo, incluso tenía una sonrisa en el rostro que inquietó bastante a Horacio. 

Siguieron el mismo camino que había seguido Greco hacia tan solo unos minutos y se dirigieron a la entrada. 

—¡¿Pero qué cojones es esto?! —exclamó Gustabo. El exterior de comisaría estaba rodeado por personas vestidas de negro con un pasamontañas rojo. Todos tenían ese mismo atuendo, y desde su posición pudieron ver a tres tiradores en los tejados de los edificios de enfrente. Calcularon que debían de haber unas veinte personas allí delante, pero imaginaban que por la entrada trasera habrían más.