↳;; ❝Volkacio AUs♡

my worst [2]✨

Dónde Volkov y Horacio son muy diferentes, pero tienen que pasar tiempo juntos.

Parte 2 de 3.

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—Eres un inútil —Horacio se tumbó en el suelo, rindiéndose.

Volkov, desde la cama, frunció el ceño.

—Podría decir lo mismo —la frase consiguió que Horacio se incorporara de nuevo, quedando sentado sobre la alfombra. Apoyó la cabeza sobre la cama, a escasos centímetros de los muslos de Volkov.

—Es diferente —explicó, clavando la mirada en la del ruso—. Para matemáticas necesitas practicar... eso lleva tiempo. Tú lo único que tienes que hacer es memorizar nombres y fechas, Volkov.

Puso los ojos en blanco, levantándose de la cama para estirar las piernas después de haber pasado toda la tarde sentado, estudiando con Horacio.

—Para mí no es tan fácil —murmuró, pero Horacio estaba distraído con el móvil y no lo escuchó. Volkov lo observó unos segundos, pero después se giró. En cuanto se dio la vuelta, fue Horacio el que lo miró a él. Como si ambos evitaran que el otro se diera cuenta.

Ese era el segundo día completo que pasaban juntos, y las cosas parecían mejorar poco a poco. La tarde anterior habían estado estudiando juntos, y ese día también. No lo admitirían en alto bajo ningún concepto, pero la ayuda del otro les estaba sirviendo bastante.

Horacio tenía que decirle una cosa importante a Volkov, pero no sabía cómo hacerlo. Había estado pensándolo, y había llegado a la conclusión de que el ruso no iba a aceptar. Nunca se habían llevado bien, y no querrían pasar más tiempo del estrictamente necesario juntos, pero él había tenido una idea y quería proponérsela.

—Volkov —dijo, haciendo que el mencionado se girara para mirarlo. Extendió una mano en su dirección para que le ayudara a levantarse del suelo, a pesar de que podría hacerlo él solo a la perfección. Volkov ni siquiera se lo pensó dos veces antes de agarrar su mano y tirar de él para que se pusiera de pie. Trastabilló un poco al incorporarse, pero llevó su mano libre al hombro de Volkov para mantener el equilibrio—. Tengo una cosa para ti.

Frunció el ceño, y miró a Horacio con recelo, como si realmente no se creyera sus palabras.

—¿En serio? —Horacio puso los ojos en blanco, y se dio la vuelta. Fingió que buscaba en su mochila, pero en realidad sólo ganaba tiempo para que su sonrojo despareciera.

—Sí. No es para tanto, joder —dijo, sacando una bolsa de plástico y tendiéndosela a Volkov.

—¿Qué es? —preguntó, cogiendo la bolsa pero sin atreverse a mirar su contenido.

—Te doy una pista... —dijo, reprimiendo una sonrisa— es para la cara.

Tuvo que morderse el interior de la mejilla para no reírse al ver a Volkov tan confundido.

—Me da un poco de miedo —bromeó el ruso, y Horacio puso los ojos en blanco de nuevo. Hizo gestos para que Volkov abriera su regalo, y él lo hizo, todavía confundido.

Pero su confusión aumentó cuando vio que dentro había unas gafas, parecidas a las de sol, pero con unos cristales diferentes. Horacio lo miraba como esperando una respuesta, pero Volkov no sabía qué decir.

—¿Por qué... por qué iba a querer yo esto? —preguntó. El gesto de Horacio decayó notablemente, y Volkov pensó que tal vez no había planteado la pregunta lo mejor posible—. ¡Quiero decir... ! ¿Por qué pensaste... en esto para mí?