Donde Volkov y Horacio son pareja desde hace tiempo, y luchan contra todo lo que los intenta separar.
(Basado en el canon, pero sin amnesia)
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Horacio se despertó entre las sábanas de Volkov, como era costumbre.
Desde que habían empezado su relación, habían adoptado la regla tácita de usar el dormitorio del ruso para dormir y el de Horacio para otros asuntos, por lo que el lugar donde despertaban solía variar.
No había sonado la alarma todavía, pero Horacio alcanzó su móvil en la mesilla para mirar la hora. Al ver que faltaba poco para que tuvieran que levantarse, se giró para despertar a Volkov, con besos cariñosos y cursis que el ruso jamás habría pensado que disfrutaría. Pero Horacio le había hecho cambiar completamente como persona, y con ello había cambiado también su visión del amor. Por eso, conforme fue despertando, sus labios se curvaron en una sonrisa y sus brazos buscaron rodear el cuerpo de Horacio.
Su mañana fue de lo más tranquila. No hubo nada que les indicara que el día iba a ser malo, o que podría acabar con lágrimas. Desayunaron en un ambiente doméstico y cómodo para ambos, se vistieron con tranquilidad y arreglaron su aspecto frente al espejo del baño, propinándole al otro empujones juguetones y suaves con la cadera para apartarlo y ocupar más espacio.
—Volkov —lo llamó Horacio, desde la habitación, mientras él se pasaba las manos por el pelo una última vez para darle la forma adecuada—. ¿Me ayudas con esto?
No le respondió, pero salió del baño para hacer lo que le pedía. Lo vio frente al espejo, sujetando en sus manos unas pistoleras oscuras. A través del reflejo, compartieron una mirada.
—¿Me ayudas? —repitió la pregunta, y Volkov asintió. Se aproximó a él, mientras Horacio se pasaba las pistoleras por las piernas para colocarlas en su lugar, en los muslos.
Un pensamiento cruzó la cabeza de Volkov, al mismo tiempo que se arrodillaba tras él. "Podría hacer esto él solo". Contuvo una sonrisa, porque era consciente de que Horacio lo hacía a propósito. Sabía que Volkov era demasiado tímido como para hacerle cumplidos con frecuencia, pero le encantaba cuando lo hacía, por lo que a veces intentaba que la situación facilitara al ruso el decirle cosas bonitas -las cuales sabía que sí pensaba, aunque no siempre las verbalizara-.
—Dime si te hace daño —pidió, tras apretar las correas de las pistoleras alrededor de sus piernas y su cintura con la fuerza necesaria para que ciñeran su piel pero sin llegar a ser un estorbo.
Horacio negó con la cabeza.
—Está perfecto, gracias —se mantuvo en la misma posición, y Volkov tampoco se movió. Dejó las manos en sus muslos, ahora acariciando suavemente la zona.
"Díselo", le dijo su mente, instándole a abandonar la vergüenza y ser honesto. "Él quiere oírlo".
—Tú sí que estás perfecto —murmuró, poniéndose de pie al mismo tiempo, con las mejillas coloradas.
Pudo ver la sonrisa de Horacio en el reflejo del espejo, y se sintió orgulloso de haberla provocado él. Al instante, Horacio se giró para abrazarse a su cuello y besarlo.
Cuando se separó, todavía seguía sonriendo.
-
La tranquilidad con la que había pasado la mañana se sustituyó rápidamente por una calma tensa que no precedía nada bueno en cuanto comenzaron a patrullar por la ciudad. Horacio intentó decirse a sí mismo que era idea suya, que en realidad no estaba pasando nada que le hiciera estar alerta.
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↳;; ❝Volkacio AUs♡
FanfictionRecopilación de One Shots que me apetecía hacer para la Volkacio week a pesar de llegar mil años tarde. · · ─────── ·本· ─────── · · Probablemente añada más one shots o drabbles porque estoy muy aburrida todo el tiempo y llorar por píxele...