↳;; ❝Volkacio AUs♡

I don't really like your boyfriend [2]✨

Donde Volkov intenta que vuelva el Horacio seguro de sí mismo que se perdió con toda la toxicidad de la relación de la que acaba de salir.

Parte 2 (y probablemente final, o por lo menos durante un tiempo)

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Horacio cerró la puerta tras Gustabo en cuanto éste salió de su piso.

Nunca habían vivido juntos realmente, aunque pasaban muchísimas horas en el piso del otro. No eran hermanos biológicos, pero ambos habían defendido siempre que la familia era más que meramente sangre.

Y aunque ellos dos se conocían perfectamente el uno al otro -y Volkov también tenía una relación de amistad de muchos años con el rubio- no se habían atrevido todavía a confesarle que estaban saliendo.

Llevaban dos semanas y media saliendo, pero Gustabo todavía no sabía nada. No habían hablado de ello con él, y no sabían cuando iban a hacerlo. Aunque sabían que Gustabo lo aceptaría, era algo nuevo para él que sus dos mejores amigos empezaran una relación. Y antes solían quedar los tres para pasar el tiempo haciendo cualquier cosa, pero ahora tenían miedo de que Gustabo se sintiera incómodo al estar a solas con la pareja. Lo que menos querían era hacerle sentir que sobraba, o que su amistad se había deteriorado.

Evidentemente tendrían que decírselo antes o después, y querían que fuera pronto, porque sería definitivamente peor si Gustabo los pillaba en alguna situación complicada de explicar. Y, dado que ellos dos difícilmente podían mantenerse un rato alejados el uno del otro, no tardaría mucho más en pasar.

Su relación estaba muy reciente, y con ella todos los nervios y sensaciones que traía iniciar algo nuevo. Los rubores, las sílabas tartamudeadas y los besos cariñosos pero apasionados se habían vuelto parte de su rutina, y ninguno de los dos se lo habría esperado.

Para Horacio, querer tanto a Volkov nunca había estado en sus planes. Para el ruso, ser tan querido por el chico sólo había ocurrido en sus sueños.

Pero ahí estaban, casi tres semanas después del primer beso, compartiendo uno más de los que ya se habían vuelto necesarios como oxígeno.

En el momento en el que Gustabo se marchó del piso, ellos se abalanzaron el uno sobre el otro para besarse. Nunca habían hecho nada más allá de besos, y los sentimientos y deseos estaban a flor de piel. Sobre todo para Horacio. Volkov, aunque también tenía ganas de probar la piel del contrario, era demasiado inseguro como para pensar en dejarse ver de esa manera tan íntima, aunque fuera con alguien como Horacio, que jamás lo juzgaría.

Lo cual era irónico, pues él se dejaba la piel en intentar que Horacio se quisiera a sí mismo y se desprendiera de todas sus inseguridades. Pero las cosas eran diferentes. Él tenía miedo de dejar de gustarle a Horacio, pero el chico jamás dejaría de gustarle a él.

Horacio guió a Volkov hacia el dormitorio. No tenía pensado hacer nada más, pero siempre estaban más cómodos sobre un colchón suave,  aunque fueran sólo besos.

Con cuidado empujó al ruso para que se sentara en la cama. Volkov se echó hacia atrás, tumbándose y tirando del chico para llevarlo con él, mientras sentía como Horacio lo besaba con dulzura, atrapando su labio inferior entre los suyos de manera cariñosa. Lo sintió colocar las manos en su abdomen, sobre la ropa, dejando suaves caricias. Y él le acarició el cabello, dejándose besar.

Poco a poco el ritmo aumentó, y la necesidad de más también. Sus labios cada vez se movían más frenéticamente, y Horacio introdujo la lengua en su boca para buscar la suya. Escuchó al ruso ahogar un gemido de sorpresa, del que al instante se avergonzó porque lo había emitido sin querer, pero a él le pareció adorable. Y absolutamente sexy.