↳;; ❝Volkacio AUs♡

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Remontémonos a los principios de la serie, ¿recordáis cuando Emilio y Gustabo querían prepararles una cita a Volkov y Horacio? No llegó a pasar, pero, ¿y si hubiera pasado?

(También inspirada por las citas a ciegas de San Valentín en infames)

(Greco también sale aunque en esa época no se conocían porque es mi au y quiero añadirlo jeje)

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—Ni se os ocurra —pidió Horacio, pero sin oponer mucha resistencia porque realmente no le parecía tan mala idea—. Qué vergüenza, por dios.

—¿Desde cuándo te dan vergüenza estas cosas? ¡Horacio, tío! —no respondió.

No era la cita lo que le daba vergüenza pues, como dijo Gustabo, nunca se había sentido cortado en situaciones así. Era la persona. Volkov no era como el resto de gente con la que había salido, no había caído rendido a sus pies nada más conocerlo. Más bien todo lo contrario, era él el que se empezaba a enamorar. Y Horacio era muy coqueto, pero no solía llegar a enamorarse con la facilidad con la que el resto creía que lo hacía. El hecho de estar empezando a sentir más cosas por Volkov de las que debería estar sintiendo lo aterraba.

Porque lo cierto era que el ruso no demostraba mucho interés por él, y había una diferencia abismal entre sus puestos de trabajo y su experiencia en general. Sumándole que Volkov era mínimo diez años mayor que él, estaba centrado sobretodo en su trabajo y además tenía pinta de ser hetero, Horacio no concebía su relación como algo más allá que sus simples fantasías.

Pero, al parecer, Emilio y Gustabo tenían bastantes esperanzas en justo lo contrario, y la ágil cabeza del rubio ya había comenzado a maquinar un plan para que su hermano tuviera una cita con el comisario. En realidad, Gustabo no tenía ni idea de los sentimientos que crecían en el interior de Horacio, simplemente creía que le atraía. Y por muy heterosexual que pareciera Volkov, absolutamente nadie podía resistirse a una noche con Horacio.

Pero en el terreno sentimental era todo mucho más complicado. Lo poco que le había contado Conway de su comisario era que no había tenido un buen pasado, aunque no había querido profundizar.

Y sabía que le iba a costar convencer a Volkov para llevarlo a algún sitio sin decirle antes a dónde ni por qué, pero estaba dispuesto a mover los hilos necesarios con tal de hacer feliz a su hermano.

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Emilio se encargaba de Horacio, y él de Volkov. La parte del plan del mexicano era mucho más fácil, pues tan sólo debía convencer a Horacio de arreglarse y acompañarle a un lugar, poniendo cualquier excusa.

Gustabo lo tenía más difícil para convencer a Volkov, así que, para empezar, la idea de pedirle que se cambiara de ropa estaba completamente descartada. Horacio tendría que conformarse con su uniforme de comisario. Y Gustabo lo conocía tan bien, que sabía que a Horacio no le molestaría mucho. "Incluso lo preferirá así", se atrevería a asegurar.

Condujo hacia comisaría un día de poco trabajo, para no encontrarse a los comisarios ajetreados. Y decía "comisarios" en plural, porque había conseguido convencer a Greco para que le ayudara. Sabía que Conway no permitiría que obligaran a Volkov a faltar al trabajo para ir a una cita con uno de los niñatos que había metido -por alguna inexplicable razón que nadie, ni siquiera él, había encontrado- en comisaría.

Así que había hablado con el comisario Rodríguez que, sorprendentemente, no se había mostrado reacio a su idea. De hecho, hasta pareció divertido y se comprometió a ayudar todo lo que pudiera a cambio de enterarse de cómo acababa el asunto, porque sabía que Volkov no le contaría nada.