↳;; ❝Volkacio AUs♡

I won't be home for Christmas✨

Donde Volkov y Horacio viven en una residencia de estudiantes y ninguno puede volver a casa por Navidad. O donde dos desconocidos pasan unas Navidades diferentes, sin darse cuenta de que quizás son las mejores en sus vidas.

(Más largo de lo habitual, lo requería)

(Escuchad la canción de multimedia es muy bonita)

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Se metió de nuevo en el edificio cuando el coche de Gustabo desapareció entre las calles de esa ciudad, camino al aeropuerto. Suspiró. No estaba siendo un buen día, y sospechaba que durante esas semanas que tenía por delante la cosa no mejoraría.

Intentó subir a su habitación lo más rápido posible, evitando con todas sus fuerzas mirar al resto de jóvenes que, con sus maletas y sus sonrisas emocionadas, partían hacia sus verdaderos hogares, dejando la residencia durante unas semanas y pudiendo pasar esa época tan especial en compañía de sus familias.

Cerró la puerta de la habitación y se tumbó sobre la cama, boca abajo, mientras dejaba que los celos se expulsaran de su cuerpo a través de las lágrimas. Él no podría volver a casa por Navidad.

Hacía ya varios meses que lo habían despedido de la cafetería donde trabajaba, y había estado tan centrado en los estudios que no había tenido tiempo de buscar un empleo nuevo. No había ahorrado lo suficiente, y ahora no podía pagarse el vuelo ni todos los gastos que conllevaba dejar la residencia -que pagaba con su beca estudiantil- durante varias semanas.

Echaba de menos su casa. Echaba de menos su habitación, porque le recordaba a su infancia. Echaba de menos a sus padres y a su abuela, a la comida que cocinaban en Navidades y a todas sus tradiciones.

No es que la residencia no le gustara, todo lo contrario. Amaba tener la oportunidad de vivir esa experiencia, tan lejos de su casa. En Estados Unidos era todo muy diferente a cómo era en Francia, y a él le encantaba viajar y aprender de otros lugares. Además, el ambiente animado y juvenil que había siempre a su alrededor conseguía distraerle durante los malos días.

Pero ahora era diferente. Casi todo el mundo se había ido, y la poca gente que quedaba eran chicos y chicas con los que Horacio no había hablado nunca. Sabía desde ese momento que se iba a sentir muy solo.

Las primeras Navidades que pasaría completamente solo.

Normalmente, cuando tenía un mal día, Gustabo estaba allí para él. Se habían conocido cuando habían empezado la universidad, pero rápidamente habían conectado y habían trabado una muy buena amistad. Tan lejos de casa, eran lo único que tenía el otro.

Horacio pasó un rato recostado sobre las sábanas, llorando, hasta que se quedó dormido. Había pasado la noche dando vueltas en la cama, sin poder dormir, pensando en todo. Y ahora la fatiga acumulada pasaba factura.

Cuando se despertó, lo primero que hizo fue ver la hora. Gustabo se había marchado por la mañana, y ahora ya pasaba del medio día. La cocina debía de haber cerrado ya, pero tampoco tenía mucha hambre.

Pensó en ver una serie para distraerse, pero la habitación estaba extremadamente silenciosa sin Gustabo y eso le desanimaba aún más. Así que, llegando a la conclusión de que la zona de ocio estaría prácticamente vacía, decidió que podría encontrar un lugar cómodo y cálido donde pasar un par de horas.

Se lavó la cara en el baño antes de salir. El maquillaje se había corrido por el llanto, así que lo limpió como pudo. Se puso un jersey y guardó sus cosas en los bolsillos de los pantalones.

De camino intentó ignorar la desagradable sensación que se instalaba en su estómago al ver los pasillos tan vacíos. Había muy pocos jóvenes que habían tenido que quedarse. Porque tampoco tenían dinero, porque preferían pasar las Navidades fuera de casa, o porque necesitaban esas semanas para estudiar.