↳;; ❝Volkacio AUs♡

I just wanted to protect you✨

Extra cortito donde Volkov se pone celoso al ver a un chico coquetear con Horacio. 

(el título nada que ver, no sabía qué poner de título y justo estaba escuchando Ilomilo)

(situado después del One Shot llamado "Nothing’s gonna stop us now" pero antes de la boda, recomiendo leer para entender el contexto) 

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Llevaban solo un par de semanas en Hawaii y Volkov todavía no había encontrado ningún puesto de trabajo, por lo que estaba bastante estresado. Por suerte, Horacio fue contratado en una pequeña cafetería en la que no ganaba un gran sueldo, pero era suficiente para ambos. 

—Creo que me van a despedir —le dijo Horacio una noche. Estaban sentados en la cama, a punto de irse a dormir, y Volkov había notado raro a Horacio, pero había preferido no insistir y dejar que se lo contara si estaba seguro. 

—¿Por qué? Si no llevas ni una semana —Volkov frunció el ceño. Horacio se sentó dándole la espalda a Volkov, y enterró su cabeza entre sus manos. 

—Y ya he roto más tazas que todo el resto de empleados —gimoteó dramáticamente, y Volkov sonrió enternecido. Se sentó detrás de él, en el colchón, y llevó sus manos a los hombros de Horacio. 

—Solo necesitas práctica —intentó tranquilizarlo con sus palabras a la vez que le daba un suave masaje en los hombros para relajarlo. Horacio no respondió con palabras, tan solo separó sus manos de su cara y cerró los ojos, relajándose bajo el tacto de su novio. Dejó escapar un suspiro de satisfacción de entre sus labios—. ¿No puedes pedirle ayuda a nadie? 

—El encargado puede que quiera echarme una mano —murmuró, porque empezaba a tener algo de sueño al sentir las caricias en sus hombros—. Parece amable… 

—Ya verás, vas a ser el mejor camarero del mundo —murmuró contra su nuca y le dejó un beso ahí. Tiró de él suavemente hacia atrás para recostarlo a su lado. 

Normalmente, Volkov se tumbaba y dejaba a Horacio abrazarlo hasta que se dormían, pero esa noche sujetó él entre sus brazos al chico para que se sintiera protegido y seguro. 

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Al entrar en la cafetería vio a Horacio, vestido con el uniforme reglamentario y eso lo hizo sonreír. Horacio también sonrió al verlo entrar, y casi se le cae la bandeja de tazas que llevaba, pero un chico joven de pelo rubio lo sujetó del brazo y le dijo algo entre risas. 

Inconscientemente, Volkov frunció el ceño. Se dirigió a la barra para pedir, y Horacio fue el que lo atendió. 

—Hola, cliente —el tono de Horacio era coqueto, y Volkov recuperó la sonrisa. 

—Priviet, camarero.

—¿Cuál es su pedido? —Horacio sacó del bolsillo de su delantal una libreta y un boli. 

—Sorpréndeme —Horacio sonrió mientras anotaba un café cargado, como sabía que le gustaban a Volkov. 

Volkov le sonrió una última vez y se sentó en la mesa más cercana a la barra, para no perderse detalle del trabajo de su chico. 

El chico rubio de antes se acercó de nuevo a Horacio y le ayudó a colocar las cosas en la cafetera. En un momento, Horacio se apartó el pelo de la cara y se manchó la mejilla con el polvo oscuro del café. Volkov frunció el ceño cuando el chico le limpió la mejilla con un trapo, haciéndolo sonreír. 

El ruso bufó y sintió su sangre calentarse, y no en el buen sentido. ¿Era necesario que tuvieran tanto contacto físico para trabajar? Porque el chico no parecía separarse mucho de Horacio.