bad decisions [2]✨

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Dónde Volkov y Horacio se conocen en la academia de policías.

Parte 2 (y final)

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Horacio cerró la puerta de la habitación de un portazo, agradeciendo que estuviera vacía. Después de la conversación con Volkov, no tenía ganas de hablar con nadie.

Se tumbó en su cama, suspirando. Se pasó las manos por la cara mientras rememoraba la conversación que acababa de tener. Odiaba la manera en la que Volkov lo confundía. Nunca sabía si el ruso no lo soportaba o si realmente le tenía algo de aprecio. En el comedor había parecido que realmente se preocupaba por lo que le pasaba.

Odiaba no poder saber nunca lo que pensaba, odiaba no ser capaz de leer sus ojos glaucos, y odiaba que le importara tanto lo que pensara de él.

Poco a poco, su mente empezó a repasar también los recuerdos anteriores. Las discusiones, las miradas furtivas entre ellos mientras el otro no miraba, y los momentos tranquilos en los que había sido capaz de ver una faceta diferente de Volkov, una mucho más agradable.

Odiaba el hecho de que le encantara hablar con él. Odiaba todo de Volkov, desde su actitud irreverente hasta su sonrisa altiva.

Pero, sobre todo, odiaba sentirse atraído por él.

No podía evitarlo, por mucho que lo intentara. Aunque se convenciera a sí mismo de que el ruso se había comportado como un gilipollas, era incapaz de librarse del hormigueo que sentía cuando lo veía, porque también era atractivo e interesante.

Y sabía que acabaría dañado, porque Volkov jamás querría nada con él. Ni siquiera le caía bien, aunque últimamente empezaba a pensar lo contrario. Pero lo que Greco le había contado había cambiado su opinión.

Se revolvió sobre la cama hasta quedar tumbado sobre su estómago y se abrazó a la almohada. No quería pensar más en Volkov, no quería pensar en nada.

Valoró saltarse las clases para dormir un rato, y le pareció una mala idea. Pero luego pensó en tener que esquivar la mirada del ruso durante horas, y le pareció una idea peor, así que decidió no salir de la habitación en lo que quedaba de tarde.

-[✨]-

El golpe que dio Volkov en la mesa sobresaltó a Greco y Gustabo, que tan sólo querían pasar unas horas hablando tranquilos en la cafetería. Gustabo suspiró, cansado, cuando se dio cuenta de que no podría ser.

—¿Qué te pasa? —preguntó el rubio, algo cortante. Greco se dio cuenta de su tono de voz y le dio un apretón suave en la pierna por debajo de la mesa, pidiéndole que se calmara. Gustabo aceptó, y decidió no volver a hablar.

—¿Podemos hablar? —pidió Volkov, ignorando al rubio y centrándose en su amigo.

—Claro —respondió Greco.

Miró a Gustabo y se encogió de hombros. El chico entendió el mensaje, y suspiró de nuevo mientras se ponía de pie. Le dedicó una mirada poco agradable al ruso, antes de salir de la cafetería y dejarlos a solas.

Volkov se sentó en la silla de enfrente a la de Greco.

—¿Por qué se lo dijiste? —protestó, con el ceño fruncido.

—Lo siento, fue sin querer —se disculpó, sincero—. No quería decírselo, pero se me escapó. Lo siento.

Volkov suspiró y relajó su expresión. Lo cierto era que no podía estar enfadado con Greco mucho tiempo, lo conocía demasiado y sabía que jamás haría nada que pudiera hacerle daño.

↳;; ❝Volkacio AUs♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora