↳;; ❝Volkacio AUs♡

dreaming of you✨

Donde cierran las heridas del pasado.

(Poca acción, mucho texto. Mi corazón necesitaba esto)

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—¿Podéis bajar la voz de una puta vez? —aunque el grito es innecesariamente violento, Andrés está verbalizando lo que todos llevan un rato pensando.

—Lo siento... —se disculpa Parker, compartiendo una mirada con Alanna, que también se ha quedado callada abruptamente.

Vuelven a entablar la conversación con la otra persona a través del teléfono. Por lo que dicen parece que están hablando con la persona que se encarga de cuidar a su bebé, pero al resto no le importa. Sólo saben que están siendo excesivamente ruidosos.

Alanna y Parker siguen a lo suyo, pero en voz más baja para no molestar.

—Gracias... —musita Blake, sentado en los asientos traseros del coche pero con la puerta abierta para poder estar comunicado con los demás. Aunque, ahora mismo, está ocupado hablando por mensaje con su pareja.

Maia bufa, llamando la atención de su padre.

—Muy bien, querido padre, gritándole a unos... padres primerizos —aplaude sarcásticamente, claramente queriendo provocar una discusión. Pero Andres sólo pone los ojos en blanco, ignorando el comentario, y sigue fumando apoyado en el capó del vehículo.

—¿No tienes nada mejor que hacer? —pregunta, irónicamente—. ¿Una cita en la peluquería, o en el centro comercial?

—¿No tienes que ir a hacerte la manicure? —salta Blake al instante, pronunciando la última palabra con retintín.

Maia pone los ojos en blanco, pero ni siquiera le da tiempo a abrir la boca cuando un suspiro por parte de Volkov desvía hacia él la atención. Se aproxima un poco a Andrés y niega con la cabeza, al tiempo que dice:

—Joder... mira que no me cae bien Maia, pero os quitan "tacones" y "manicure" del vocabulario y ya no abrís la boca —dice, cruzado de brazos.

Él no soporta a la hermana de Horacio, pero Andrés y Blake tampoco es que le caigan demasiado bien. Por ese motivo se pregunta a sí mismo constantemente por qué sigue ahí, por qué no los deja a todos resolver sus asuntos y él se aparta por completo.

Pero sabe por qué. Sabe cuál es la razón de que esté lidiando con toda esa mierda. Y, tras pensar en él, no puede evitar buscarlo con la mirada. Pero Horacio se está poniendo de pie en ese instante, alejándose de ellos.

Sólo quiere algo de silencio, así que decide apartarse un poco del grupo. Escucha la grava bajo cada paso, y no se detiene para avisar a nadie a dónde va. No planea ir lejos, sólo quiere algo de paz.

Se detiene cuando los pierde de vista, gracias a algunas de las casitas de esa zona del norte. El barrio es tranquilo, y el silencio le permite pensar con claridad. El sol le da en la cara, y mientras se deja caer sobre el bordillo de la carretera se permite imaginarse cómo debe sentirse llevar una vida normal.

Una vida sin peligro, una vida que le permita disfrutar al máximo de todo aquello que siempre había soñado con tener.

Necesitaba apartarse, porque no soportaba escuchar a Alanna y Parker hablando de su bebé. Y se siente una persona horrible por ello, porque la felicidad de sus amigos debería ser más importante para él que sus propios sentimientos negativos, pero no puede evitar sentir envidia de esa familia que él nunca va a tener.

Cierra los ojos mientras intenta decidir si le tranquiliza o le pone triste la idea de que en otro mundo esa vida está siendo la suya. Que quizás en otra realidad distinta él es el que está hablando sin parar de su bebé, en una casita como las que le rodean, sin preocuparse por su trabajo, sin miedo a no llegar al día siguiente. Tal vez en otro mundo su única preocupación es criar bien a su bebé al mismo tiempo que mantiene el romanticismo en su matrimonio.