↳;; ❝Volkacio AUs♡

el encuentro✨

El otro día estaba escuchando esta canción y dije: "esto es LITERALMENTE el reencuentro Volkacio" así que me da igual que quede mal, que quede corto o que ya haya escrito algo parecido, necesitaba escribir esto.

La música de multimedia es híper necesaria. Es vital. Quizás incluso me base en partes del videoclip así que recomiendo verlo antes de leer.

Para contextualizaros, Gustabo y Conway vienen de vez en cuando a ver a Horacio a la ciudad. A Volkov lo vio la última vez hace años, cuando Horacio volvió a la ciudad y descubrió que había despertado del coma solo hacía ya tiempo. Después, el rusky se fue durante algunos años, y Horacio se encuentra con él 👀

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—[🌙] "Qué vamos a hacer, qué vamos a hacer

Qué vamos a hacer, qué vamos a hacer"

Los Sheriffs lo habían arrastrado a esa cena porque decían que era importante, pero lo cierto era que él no tenía ganas de estar allí. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había hablado con Conway y Gustabo, y no sabía si eran esas las circunstancias en las que le apetecía que fuera su reencuentro.

Claro que tenía ganas de verlos, llevaba meses deseándolo. Pero, en el fondo, estaba algo resentido. Le habían jurado y perjurado que estarían allí con él, a su lado, pero a la primera de cambio habían aprovechado para irse de vacaciones indefinidas. Y él se había quedado solo, intentando obviar su trastorno de ansiedad y procurando centrarse en su trabajo.

Pero ahora, como las circunstancias lo requerían, debía verse con ellos dos en una especie de cena de empresa, junto a los sheriffs del norte de la ciudad. Collins hablaba con Sun por teléfono, mientras el resto de ellos hablaban distraídos, esperando a la llegada del que había sido -y siempre sería- superintendente de la ciudad, y al otro agente del FBI.

Horacio, por su parte, tan sólo reflexionaba. Intentaba ser partícipe de la conversación animada que habían entablado sus compañeros, pero no podía evitar desviarse y comenzar una reflexión interna, apartado del frenesí a su alrededor. Se aflojó la corbata negra para que el aire pasara mejor, como si con eso pudiera disipar sus nervios. Con el tiempo, su estilo había cambiado, y, aunque esa noche debía vestir elegante, no había perdido su toque original. El pantalón de traje que llevaba era granate oscuro, color vino tinto, y le quedaba como si estuviera hecho a medida para él, ceñido y suelto en las partes necesarias. Acompañaba esa prenda con una americana del mismo color, que ahora reposaba sobre el respaldo de la silla, dejando ver su camisa blanca, descuidadamente arrugada, pero impecablemente limpia.

Jugueteaba con el mantel de la mesa entre sus dedos, inquieto. Estaba asustado, asustado del vacío emocional que sentía en ese momento. No sentía rabia por haber sido prácticamente olvidado durante esos meses, ni emoción o alegría por volver a verlos.  Solamente tenía un vacío dentro, que no era capaz de eliminar, un vacío que había ido creciendo poco a poco a cada día que pasaba solo.

Porque Horacio tenía amigos, muchos, pero había estado solo desde la pérdida de las personas que realmente se habían adentrado en su ser: su hermano de otra sangre, el hombre que había llegado a considerar su padre, y la persona que había pensado que sería el amor de su vida.

Y por eso le resultaba extraño -y, definitivamente, desalentador- no estar sintiendo ninguna clase de emoción ante el inminente reencuentro, pero intentó no pensar mucho en ello, no quería desanimarse más aún. Cuando viera a Gustabo y a Conway, las cosas cambiarían.

Suspiró silenciosamente y salió de su ensimismamiento para mirar a su alrededor. Collins había colgado el teléfono, y ahora participaba en la conversación con el resto de agentes. Decidió escucharlos para saber de qué hablaban. Comentaban la inmediata cena, que era en ese restaurante tan caro y alejado de miradas curiosas en lugar de ser en comisaría,  porque habían planeado que fuera algo informal. No pensaban ahondar mucho en temas de trabajo, aunque esa era otra conversación que tenían pendiente, tan sólo poner un poco al día al superintendente y al otro agente del FBI acerca de lo que había estado pasando esos meses.