↳;; ❝Volkacio AUs♡

teacher's pet ✨

(la canción de Melanie de título pero no tiene nada que ver a jsjjaja)

AU dónde Volkov y Horacio son dos profesores de literatura del mismo colegio, con maneras de enseñar muy diferentes. Algunos piensan que se odian, y otros piensan todo lo contrario. 

(no sé de dónde salió esta idea, puede que os guste o puede que sea una basura, si es lo segundo no me insulteis porfa xd) 

*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•*´¨'*•.¸¸.•

Horacio apuró su paso para entrar en la sala de profesores, concretamente en el departamento de literatura universal. Llegaba tarde, y sabía que Viktor Volkov no tenía mucha paciencia. Por los pasillos se llevaba el saludo de la mayor parte de alumnos, e incluso de muchos profesores. Nunca pasaba desapercibido en las multitudes, su personalidad llamativa y su estilo extravagante se lo impedían. Unos chicos de su clase se acercaron para preguntar acerca del examen del día siguiente. Horacio, disimulando que todavía no tenía preparado el examen a pesar de ser tan importante, resolvió su duda y se encaminó a ver a su compañero. 

Abrió la puerta sin llamar, sin disculparse por llegar tarde, tan sólo regalándole una sonrisa al único presente, Volkov. El ruso tampoco le saludó, ni siquiera le devolvió la sonrisa, solo cogió un par de hojas de su escritorio y se las tendió al recién llegado. 

—Me he tomado la molestia de preparar el examen. Hay preguntas de las cinco unidades, leelo y dame tu opinión —tomó asiento de nuevo, y Horacio lo imitó. 

Leyó las preguntas una a una, sin prisa y sin demostrar nada con su rostro. A pesar de ser un hombre expresivo, Horacio podía mantener un semblante serio cuando se lo proponía. Volkov, mientras tanto, no apartaba la mirada de su rostro, intentando adivinar qué era lo que estaba pensando. Podía ver como movía los labios suavemente, leyendo para sí mismo las preguntas de la hoja de papel. Cuando terminó la dejó sobre la mesa y miró a Volkov. 

—No pienso poner este examen —esta vez fue Volkov el que no pudo disimular sus gestos, extremadamente sorprendido por su respuesta. No se esperaba que se opusiera. 

—¿Disculpa? 

—Que no voy a ponerles esto. Es demasiado difícil —Volkov frunció el ceño y cogió la hoja del escritorio. 

—No es demasiado difícil. Es adecuada para su nivel —se quejó, pero Horacio tenía una decisión tomada y era muy difícil, casi imposible, hacerle cambiar de parecer. 

—¿Por qué no les ponemos alguna pregunta en la que puedan dar su opinión? ¿De qué sirve memorizarse tanta información si no la entienden realmente? —Volkov se puso rojo, porque odiaba cuando Horacio tenía razón y se mostraba tan consciente de ello. Le ponía nervioso su confianza—. Déjame esto. 

Le arrebató el folio de las manos y cogió, sin ningún tipo de vergüenza, uno de los bolígrafos que Volkov tenía en el bolsillo de su camisa. Lo observó tachar y escribir por encima, leyendo lo que él mismo escribía antes de devolvérselo a Volkov. 

El ruso leyó la letra, frunciendo el ceño para entender su mala caligrafía, mientras Horacio lo observaba esa vez. El examen había cambiado bastante. Tenía preguntas de desarrollar información, mucho más sencillo pero más completo al mismo tiempo. 

—Déjame un momento… —acercó su silla a la de Horacio y le quitó el bolígrafo de las mano, corrigiendo un par de cosas para que el modelo de examen se ajustara a ambos métodos de enseñanza. 

Esta vez fue Horacio el que observó en silencio el ceño fruncido con concentración del ruso. Escribía rápido, pero con mejor caligrafía que él. Horacio se acercó más para leer sobre su hombro, hasta que sus rodillas se rozaron bajo la silla. El olor de la colonia de Horacio inundó los sentidos del mayor de los dos, y lo distrajo unos segundos de su tarea de escribir. En cuánto se dio cuenta de que se había quedado quieto se sonrojó un poco de la vergüenza de sentirse observado, y recuperó el hilo de sus pensamientos para poder seguir escribiendo.