↳;; ❝Volkacio AUs♡

smile for the camera✨ (drabble)

Donde Horacio quiere convencer a Volkov de que se saque un selfie con él♡︎

(Drabble cortito y algo estúpido) 

(está ambientado después de un hipotético Fame or Shame 2 en el que vuelven a beber en casa de Volkov, con Gustabo) 

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—Volkov —llama su atención Horacio, entre risas. Gustabo, sentado a su lado, también se tapaba la boca intentando silenciar sus carcajadas. 

—Dígame —respondió Volkov, algo distraído, mientras tomaba un trago de su vodka. 

Horacio no había tomado lo de la última vez, para no acabar igual de borracho, y estaba tomando vodka solo, lo cual no era muy diferente y ya estaba empezando a sentir los efectos del alcohol en su sangre. Sus risitas y torpeza, y la forma en la que arrastraba sus palabras lo demostraba. Esa noche, Horacio bebía para poder volver a dormir en la cama de Volkov. 

—Ehm… quería pedirte… algo —Gustabo era incapaz de seguir conteniendo sus risas y soltó una carcajada en alto. Horacio rió un poco también y Volkov miró confundido a Conway y Greco. El superintendente tenía un amago de sonrisa y un brillo divertido en la mirada, mientras que Greco sonreía abiertamente a pesar de no entender qué les pasaba a esos dos. Volkov tuvo que morder el interior de su mejilla para reprimir soltar una sonrisa, porque toda esta situación estaba siendo absurda y porque él también había bebido un poco de más. 

—¿Algo? ¿El qué? —Horacio se aclaró la garganta e intentó mantener la seriedad. 

—Sacate un selfie conmigo, porfavor —pidió, y Gustabo rió más fuerte aún. 

—¿Cómo que un selfie? ¿A qué se refiere? —preguntó Volkov, pero no pudo evitar que las comisuras de sus labios se curvaran levemente hacia arriba. 

—Pues, coño, un selfie —habló Conway, que también tenía una sonrisa divertida en la cara. 

—¿Para qué? —Volkov se mostraba reacio a aceptar la petición del chico. 

—Pues, porque… —Horacio pensó una excusa plausible—. Para tener una foto tuya, como recuerdo de este día. 

La verdad era que Horacio había estado hablando con Gustabo sobre Volkov, y el rubio le había retado a pedirle una foto. Volkov no se sacaba fotos nunca, y menos con alguien más, así que Gustabo le dijo que si lo hacía significaba que al comisario le interesaba Horacio un poquito. 

Volkov levantó una ceja antes de responder. 

—Lo siento, Horacio, pero no me gustan las fotos —Horacio hizo un puchero y miró a Gustabo. 

—Venga, hombre, que por una no pasa nada —animó Greco, que siempre había querido que sus dos amigos terminaran juntos. 

—Seguro que sales muy guapo, Volkov —aseguró Horacio, con una sonrisa amplia. 

—Que no, que no —negó Volkov, mientras daba otro trago a su bebida. 

—Si no lo haces te degrado —amenazó Conway, cogiendo su vaso de la mesa y echándose hacia atrás para recostarse sobre el respaldo del sofá y poder presenciar más cómodamente la escena. 

—¡No puedes chantajearme! —repuso Volkov. Gustabo suspiró frustrado. 

—Vamos, joder, es una foto. Venga que no tenemos toda la noche —insistió Gustabo. 

Volkov miró a Horacio, que lo miraba con una mirada de fingida inocencia. Suspiró. 

—Bueno, pero solo una —Horacio sonrió de oreja a oreja y se levantó, perdiendo un poco el equilibrio momentáneamente, pero se recompuso y se sentó junto a Volkov. Gustabo también se movió para no estar solo y se sentó muy cerca de Conway. 

Horacio sacó su móvil y Volkov negó con la cabeza, arrepintiendose ya de su decisión. No le gustaban las fotos, le daba vergüenza que se las hicieran, y más si Gustabo, Greco y Conway, el trío de chismosos, los miraban con una sonrisa burlona en la cara. 

Horacio le sonrió y lo sujetó de los hombros, acercando sus cuerpos lo máximo que pudo y sonriendo ampliamente hacia la cámara. Volkov estaba serio y algo tenso. 

—Pero sonríe, joder, si parece las fotos le hacemos a los detenidos —habló Conway, y al ruso se le escapó una sonrisa al escucharlo, fruto del alcohol que había consumido. 

Horacio aprovechó y sacó otra foto. Volkov estaba algo más distraído por culpa de los comentarios de sus amigos, así que se giró y le dio un beso en la mejilla que lo tomó desprevenido. Evidentemente, capturó ese momento con la cámara. 

Volkov se sentía algo ruborizado, pero lo achacó al alcohol y no al beso. Horacio le sonrió y se levantó para sentarse de nuevo junto a Gustabo, que se desternillaba de la risa junto al superintendente y Greco. 

Volkov frunció el ceño, intentando verse enfadado, pero se le escapó otra traicionera sonrisa que delataba que se lo estaba pasando bien. 

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—¡No me tengo en pie! —gritó dramáticamente Horacio, exagerando su borrachera para que Volkov le permitiese dormir en su cama. 

—¿Quiere… quiere quedarse, como la última vez? —ofreció Volkov. A pesar de que era tan consciente de que lo estaba exagerando como el resto, no le parecía mal que se quedara, así que no iba a reprocharselo. 

—Si insistes… pero llévame, que estoy muy mareado —estiró sus brazo para que Volkov lo cogiera en brazos, y el ruso eso hizo. 

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Después de que Greco, Conway y Gustabo se fueran, Volkov decidió recoger. Encontró el móvil de Horacio tirado en el suelo, y no pudo evitar encenderlo. Sabía la contraseña, porque el chico se la había dicho hacía tiempo, así que no tuvo problemas para desbloquearlo. Se sentía un poco mal mirando un móvil ajeno, pero no pensaba hacer nada malo ni cotillear nada. 

Al desbloquearlo se dio cuenta de que Horacio se había puesto de fondo de pantalla una de las fotos que se habían hecho. Chaqueó la lengua, pero no pudo evitar sonreír. En la foto Horacio tenía la cabeza girada hacia Volkov y le depositaba un atrevido beso en su mejilla. El ruso tenía las mejillas enrojecidas y una sonrisa pequeña en la cara. 

La foto era bonita. Entró en la galería del móvil de Horacio y vio las otras dos. En la primera él no sonreía, sino que se le notaba tenso. Horacio, en cambio, tenía una bonita sonrisa. En la segunda sonreían los dos. 

Volkov rebuscó entre los contactos del móvil de Horacio, y cuando escontró su nombre (mal escrito y decorado con emoticonos de corazones) se envió a su propio móvil las fotos. Escuchó el sonido en su teléfono que avisaba que habia recibido un mensaje, así que apagó el de Horacio y lo dejó sobre la mesa del salón, para cuando se levantase mañana. 

Sabía que Horacio se daría cuenta de que se había enviado las fotos a sí mismo, pero la verdad era que en ese momento le daba igual. 

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Por cierto, el título lo puse por una canción de Upsahl, pero en realidad no tiene nada que ver con el contenido del OS xd