↳;; ❝Volkacio AUs♡

i miss you, i'm sorry✨

Donde Volkov y Horacio arreglan sus problemas de pareja gracias a un gato.

Parte 1 de 2

(University AU, ninguno de los dos es policía y ambos son más jovencitos. Sus pasados también son diferentes)

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Se dejó caer en el sofá con los ojos cerrados en cuanto llegó a su piso. Había tenido un día muy duro. Al contrario de lo que la gente solía pensar, la carrera de arte dramática era más complicada de lo que podía parecer. En especial aquellas asignaturas en las que debía aprenderse páginas y páginas de la teoría e historia del arte.

Además de eso, se había pasado casi toda la tarde estudiando en la biblioteca. No era su plan favorito para los viernes, pero los exámenes finales estaban cerca y quería esforzarse. Adoraba su carrera, por muchas noches que tuviera que pasar sin dormir para sacarla adelante.

El sonido de una notificación le hizo abrir los ojos y estirar el brazo para sacar su móvil del bolsillo de su mochila, que seguía en el suelo, donde la había tirado al entrar tan cansado. Supo de quién era con tan sólo leer el contenido del mensaje.

"¿Vienes a por ella?"

Suspiró. Se había olvidado de Yumi. Tecleó rápidamente una respuesta afirmativa, y se quedó absorto mirando la pantalla, observando la foto de perfil del ruso sujetando a la gata. Sus ojos se habían fijado accidentalmente en el nombre con el que tenía agendado al chico.

"Viktor💗💕💓"

Se mordió el labio. No había cambiado ese nombre a pesar de haber roto hacía ya un mes, y cuando lo pensaba se sentía ridículo. Si se aferraba al pasado de esa manera que Gustabo habría calificado de "cursi", todo dolería más aún. Debía aprender a soltar.

Pero, realmente, no quería modificar el nombre de su contacto. Era una estupidez, era consciente de ello, pero sentía un leve dolor en el pecho cada vez que pensaba en ello.

Suspiró de nuevo, mientras se ponía de pie y guardaba el móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros. No debía seguir pensando en el ruso.

Salió de nuevo de su piso. Era mayo, y había hecho mucho calor durante todo el día. Pero ahora que el sol había descendido, las temperaturas también. Metió las manos en los bolsillos de su sudadera y esperó en la parada del bus. Tenía carnet de conducir, pero le daba algo de miedo desde que había tenido un accidente, hacía ya casi medio año. Gustabo le estaba ayudando a coger confianza de nuevo al volante para que pudiera conducir de nuevo ese verano.

Volkov también le ayudaba, antes de romper. Solían sentarse al volante las tardes en las que no tenían nada que hacer. El ruso conducía hasta un restaurante de comida rápida, pedían algo para llevar y lo comían en algún descampado o parking vacío en el que luego Horacio pasaba unas horas practicando a ser él el que manejaba el vehículo, siempre con el apoyo de su novio en el asiento del copiloto. No eran planes muy elaborados o caros, pero ambos eran felices.

Horacio mentiría si dijera que no echaba de menos esa época.

Ahora las cosas eran muy diferentes entre ellos. Sólo se hablaban por cosas relacionadas con Yumi, y siempre con mucha incomodidad. Habían decidido adoptarla hacía un par de meses, sin esperar, evidentemente, que romperían pronto. Ahora se turnaban para verla, porque ambos la querían muchísimo.

Horacio se encargaba de ella los fines de semana y los miércoles. Volkov, el resto de la semana, pero tan sólo por las tardes. También él estudiaba por las mañana, y Yumi ya había demostrado que podía quedarse sola unas cuantas horas si tenía comida y agua suficiente.