↳;; ❝Volkacio AUs♡

happiness✨

Donde Volkov es un poquito más valiente. O donde al fin resuelven la tensión.

(Basado en el Volkacio tal y como es actualmente en el canon)

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—¿Cómo decías que se llamaba la cosa esta? —preguntó Horacio, mirando los restos de la cena.

Escuchó una risa suave salir de los labios de Volkov.

—"La cosa esa" como tú dices, se llama Pelmeni —Horacio emitió un sonido afirmativo con la garganta, distraído.

Se estaba encargando de envolver la comida que había sobrado para guardarla en la nevera. No es que le encantara cocina, así que tener algo hecho era un punto a favor para cuando le apeteciera coger algo rápido, a pesar de que suponía que tampoco aguantaría mucho tiempo en buen estado.

—Me esperaba otra cena, pero esto ha estado bastante bueno —no dejó que Volkov asimilara sus palabras. Continuó hablando—. Aunque claro, yo hice la mayor parte del trabajo. Si es que estás oxidado hasta para la cocina, oxidadísimo.

Volkov, sentado todavía en uno de los taburetes, ignoró el ultimo comentario. Después de todo, sabía que lo hacía para molestarlo. Ya le había demostrado, en varios sentidos, que no estaba oxidado para nada.

—¿Qué... qué esperabas cenar? —Horacio estaba de espaldas a él, por lo que Volkov no pudo ver qué clase de mueca puso ante su pregunta.

Su respuesta tampoco ayudó mucho.

—Hombre, cuando me dijiste lo de... —se frenó antes de decir una tontería. La posición impidió que el ruso viera cómo el calor empezaba a ascender hasta sus mejillas. Decidió cambiar de tema—. Da igual. Espero que no me siente mal otra vez, ¿eh?

—No te preocupes —dijo, adoptando un tono de voz que sonaba demasiado parecido al que usaba en el trabajo.

Horacio odiaba cuando hacía eso. Le hacía sentirse alejado de él, y se veía obligado a recordarse que las cosas ya no eran como antes. Que todo había cambiado.

Murmuró un "Hmm" como respuesta, ocupado en recoger los platos y dejarlos en el lavavajillas. Cuando se dio la vuelta, la vista de Volkov seguía clavada en su espalda.

—¿Y ahora qué? —dijo Horacio, con unos nervios que no sabían de dónde procedían, secándose las manos con un trapo y dejándolo tirado sobre la encimera—. ¿Vemos una peli? ¿O tienes sueño?

Pasó por el lado de Volkov, sin mirarlo, camino a la sala para sentarse en el sofá y coger el mando de la televisión. Escogiera lo que escogiera Volkov, él se quedaría un rato más despierto. No sabía por qué, pero se sentía alterado internamente, con unos nervios extraños que sabía que le impedirían dormir.

—Eh... —Volkov pensó su respuesta. No tenía mucho sueño, pero no sabía hasta que punto sería apropiado elegir la otra opción, la de la película.

Antes de que pudiera responder, Horacio se giró en el sofá, apoyando los codos en el respaldo para mirarle al mismo tiempo que hablaba, con una sonrisa burlona.

—Si lo prefieres podemos ver un anime de esos que te gustan —Volkov sintió el calor subir por su rostro, pero no cedió ante las burlas. La sonrisa juguetona de Horacio le hizo apartar la mirada.

Avanzó unos pasos para dejarse caer a su lado, en el sofá. Horacio se recolocó sobre su asiento, todavía con los ojos fijos en Volkov. Enarcó una ceja en su dirección.

—Pon lo que quieras —respondió, haciendo un gesto con la mano. Horacio mantuvo la mirada sobre él unos segundos, pero la apartó al ver que no se la devolvía.