Capítulo 45. Amor, amigos y karaoke.

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Bajamos del coche de Chava entre un montón de exclamaciones de alivio, y en mi caso, con un dolor en el costado por culpa del codo de Fer, que se me vino clavando todo el camino. Estoy pensando en reclamarle cuando Mar nos habla y todos nos giramos hacia ella.

—Oigan, yo no me puedo quedar, me tengo que ir a mi casa, solo me dieron permiso de ir a casa de Joaquín en la tarde —nos dice.

—¿No pudiste convencer a tus papás? —le pregunta Fer, mirándola con tristeza.

—No, y eso que mi hermano se puso de mi parte —responde Mar—. Él casi siempre logra convencerlos de todo, pero esta vez no funcionó.

—Los hermanos mayores suelen tener ese superpoder —murmura Josh—. Qué mala onda que no puedas quedarte, Mar.

—Sí —coincide Joaco—, pero no te preocupes, Mar, al contrario, muchas gracias por haber venido, aunque fuera un ratito.

Ella esboza una pequeña sonrisa.

—Ay, casi se me olvida —exclama—. Te hice algo —le dice.

Se pone a rebuscar en su mochila y saca un pequeño sobre de papel que le entrega a mi novio. Joaquín abre el paquetito sin dejar de sonreír y saca un separador para libros, en el que se ve una imagen del espacio. Es evidente que fue hecho a mano, pero con muchísima dedicación.

—Es una imagen tomada por el telescopio Hubble un ocho de mayo, o sea, un día como hoy —comienza a explicar Mar—. Lo que se ve es un cometa precipitándose hacia el Sol, iba a más de cuarenta mil millas por hora, y se encontraba como a cuatrocientos millones de millas de nuestro planeta, creo que un poco más, entre las órbitas de Marte y Júpiter. —Joaco observa maravillado la imagen mientras escucha con atención a Mar—. Y del otro lado puse una frase de Carl Sagan —continúa ella—. Fer me contó que vas a estudiar literatura, y que escribes, así que se me hizo adecuada.

Él le da vuelta al separador y me asomo por encima de su hombro para leer, y no puedo más que pensar que no solo es adecuada, sino que es perfecta.

«Writing is perhaps the greatest of human inventions, binding together people who never knew each other, citizens of distant epochs. Books break the shackles of time. A book is proof that humans are capable of working magic».*

—Muchas gracias, Mar —le dice Joaquín, luciendo bastante conmovido—. Me encanta.

Extiende sus brazos hacia ella, y aunque Mar parece dudar por un microsegundo, al final lo abraza.

—Bueno, ya tengo que irme —nos recuerda ella una vez que se separan.

—¿Van a venir por ti? —Ella niega un par de veces—. ¿Quieres que te lleve? —le ofrece Chava.

—¿Podrías llevarme? —le pregunta, pareciendo sorprendida por el ofrecimiento—. ¿No sería un inconveniente para la fiesta?

—¡Claro que no! Yo te llevo sin problemas —responde él de inmediato—. La fiesta puede esperar por mí, ¿no? —se dirige a nosotros—, y si te llevo nos quedamos más tranquilos que si te vas sola.

—Eso es cierto, Mar —señalo.

—¿Quieres que los acompañe, Mar? —propone Fercha—. O podemos ir todos, bueno no, todos no, pero digo, si quieres...

La chica lo piensa por un momento y al final sacude su cabeza en un gesto negativo.

—No, Fer, está bien si solo me lleva Salvador, no tienen por qué molestarse los demás —le dice—. Él me cae bien.

Mi amigo sonríe complacido antes de entrar de nueva cuenta al coche.

—Ok, entonces vayan —Fer se acerca y le da un corto abrazo a Mar—. Con cuidado.

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora