Carta 65. H.C., Guadalajara
Mi gran amor.
Esta carta será breve, y es únicamente para notificarte de mis planes.
Todo el mes siguiente, abril, estaré en Guanajuato, en la ciudad. Iré cada domingo a la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, a la misa de las 9 de la mañana. Llegaré temprano y me sentaré en la última fila, del lado derecho.
No sé cuánto se demore esta carta en llegar, pero espero al menos poder verte ahí un día. Espero que tengas tantas ganas de verme como yo de verte a ti. La última vez que nos vimos fue hace ya dos años, y han parecido dos siglos.
Espero con ansías volver a ver tu rostro.
Te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 66. H.C., Morelia
Mi gran amor.
Han pasado ya dos meses desde abril, y aun me parece un sueño haber podido verte de nuevo. Sentir tu presencia a mi lado, durante una hora cada uno de esos tres domingos, se sintió casi como un milagro, sin importar que apenas hayamos logrado intercambiar unas cuantas palabras, y que casi el único roce que pude tener con tu piel fuera al darte el saludo de la paz.
Los dos primeros domingos, cuando apareciste con tu familia, sentí algo que no sé muy bien cómo describir. Verte llegar con tu hija pequeña de la mano y ver correr tras de ti a Emilio, ya hecho todo un hombrecito, me lleno de ternura. El trato que Rosa me dio, como si fuéramos viejos amigos reencontrándose, me llenó de tranquilidad.
El último domingo, en el que apareciste tú solo, me pareció simplemente irreal.
La calidez de tu voz al saludarme, el brillo que desprendía tu mirada cuando nuestros ojos se cruzaron, me devolvió esperanzas que creía perdidas.
Cuando te dije que después de la misa me iría rumbo a la estación de ferrocarriles, jamás pensé que me fueras a acompañar en mi camino hasta allá. Rozar tu mano mientras caminábamos lado a lado, y verte desde el tren despidiéndome con la mano, con una pequeña sonrisa grabada en tu rostro será un recuerdo que atesoraré por siempre, junto con todos los demás.
Te amo, ver tus ojos nuevamente me reafirmo que lo hago con la misma intensidad de siempre.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 67. H.C., Morelia
Mi gran amor.
Siempre me pasa que después de verte tiendo a añorarte más. ¿Te ocurre a ti también?
Del mismo modo que tú me lo expresaste en tu carta, yo también quisiera haberme quedado más tiempo en Guanajuato, pero lo que no te conté es que me fue imposible conseguir trabajo. La gente sabe quién soy, sabe quién eres tú, los rumores que correr alrededor de nosotros, y es claro que no fue una mera casualidad que no hubiera un solo trabajo para mí.
Así que el mes que estuve allá estuve trabajando en León, y solo los domingos me iba para la capital para poder verte. Fue cansado, pero valió totalmente la pena.
Me hubiera encantado quedarme más tiempo, poder seguir viéndote al menos un día a la semana, pero me estaba yendo mal con el dinero, y viajar cada semana no ayudaba. Y me contaron de un buen jale acá en Morelia, así que venirme me pareció la mejor idea. Sé que no me la pediste, pero quería darte esta explicación.
¿Cómo estás? ¿Cómo está tu familia? Estaba pensando que Emilio ya tiene quince años, y la pequeña Esperanza ya cumplió ocho, si no me equivoco. Espero que tanto ellos como Rosa y tú estén muy bien.
Te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 68. H.C., Puebla
Mi gran amor.
Tener con quien pasar estas fechas me sigue resultando algo totalmente nuevo, a pesar de los años que han pasado. Ahorro por meses solo para comprarles algún regalo a mis pequeñas sobrinas, y me maravilla darme cuenta de que mi venida les alegra no únicamente por eso, sino por mi mera presencia. Les encanta que les cuente historias, y yo soy feliz inventándome cuentos para entretenerlas.
Son una luz para mi vida, y estarlas viendo crecer me llena de dicha. Quizás te parezcan un poco hipócritas mis palabras, porque ni siquiera fui capaz de quedarme a ver crecer a mi propio hijo, pero es todo muy distinto, aunque no sé explicarlo.
Hablando de Javier, recibí una carta de su madre. El niño ya está por cumplir once años, y Susana consideró que ya era momento de hablarle de mí, así que me invitó a visitarlos el siguiente mes. Según me dijo no hay problema por parte de su esposo, así que acepté la invitación. ¿Qué opinas al respecto?
¿Cómo estás? Espero que todos estén muy bien y pasen bien las fiestas decembrinas.
Te amo eternamente.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Posdata [Emiliaco]
RomanceEmilio es un joven de diecisiete años, que está cursando su último semestre de preparatoria mientras se prepara para entrar a la universidad y estudiar lo que le ha apasionado toda la vida: historia. Todo parece bastante simple en su vida, hasta que...