Capítulo 7. Un día frío.

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Una semana más tarde, estoy junto a Fer, Chava y otros compañeros esperando que las clases den inicio, mientras nos hacemos bolita y nos abrazamos a nosotros mismos, intentando entrar en calor. Son principios de febrero, y hoy es uno de los días más fríos en lo que va del año, además de que nuestra escuela no se caracteriza por ser un lugar cálido, sobre todo desde que el aire acondicionado de nuestro salón se descompuso el año pasado y nadie hizo caso de repararlo.

Cada que alguien llega, abre rápidamente la puerta, entra casi corriendo y la cierra para no dejar salir el poco calor que hay aquí. Todas las ventanas del salón están también cerradas.

- Hijo de la chingada, espero que el clima mejore más tarde - dice Chava mientras sube las piernas a su silla y abraza sus rodillas.

- Mmhm - murmuro en acuerdo mientras ajusto la capucha de mi sudadera.

- El frío es mental, el frío es mental, el frío es mental - comienza a repetir Fer en voz baja, como una especie de mantra.

- No es mental, Fernanda, estamos como a seis grados centígrados - la regaña Chava.

- Cállate - espeta ella.

La puerta del salón se abre y entra una oleada de aire frío, acompañada por Joaquín y Joshua, quienes se apresuran a cerrar y a sentarse en sus lugares. Suelen cruzarse de camino a la escuela, por lo que es normal que lleguen al mismo tiempo.

- Joaquín trae un... una sudadera ombliguera - dice Josh como si lo estuviera acusando de un crimen.

- ¿Qué? - pregunta Fer algo escandalizada.

- Y una chamarra encima - se defiende Joaco. Es cierto que trae una chamarra negra, además de una bufanda azul alrededor del cuello, pero no parece ni la mitad de abrigado que todos los demás.

- ¿E-e-en serio? - digo con mi voz tiritando por el frío. Soy bastante friolento. Traigo puesto un suéter, una sudadera y una chamarra sobre una camiseta térmica y aun así no logro calentarme. Miro a Joaquín sorprendido.

- Estás temblando como un perrito chihuahua - me dice mientras me observa con ternura. No encuentro cómo responderle y tampoco me da tiempo de pensar qué decir porque su siguiente acción me toma por sorpresa.

Desenrolla la bufanda de su cuello y se estira para anudarla alrededor del mío, acomodándola de modo que cubra tanto mi boca como mi nariz. Como también traigo la capucha de mi sudadera, calculo que únicamente mis ojos quedaron a la vista.

- Gracias - le digo con mi voz amortiguada por su prenda azul. Simplemente me sonríe en respuesta.

Escucho un gritito ahogado a mi derecha, proveniente de Fer, y supongo que Joaco no lo percibe porque no parece inmutarse. Me giro hacia ella y le dirijo una mirada de reproche.

Mi amiga decide volver al tema anterior. - ¿De verdad traes un crop top, Joaco? ¿Con este clima? - le pregunta al chico a mi izquierda.

Él abre su chamarra y nos muestra que en efecto debajo de ella trae una especie de sudadera que deja a la vista su abdomen. Sube su cierre nuevamente y nos mira divertido. - Casi no tengo frío - nos asegura. - Entiendo que para ustedes esto es un frío extremo, pero yo estoy acostumbrado a inviernos un poco peores - dice.

- No sabía que Guadalajara fuera tan frío - comento.

Joaco parece un poco turbado tras mis palabras, pero en ese preciso momento la profesora Herrera entra al salón y el viento que entra junto con ella nos distrae a todos. - Buenos días - nos saluda mientras cierra apresuradamente. - Me dieron esto y me dijeron que el aire acondicionado ya sirve, así que esperemos que así sea - nos muestra un control que trae en la mano.

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora