Carta 33. H.C., Durango
Mi gran amor.
La emoción se desbordaba de tus letras en la última carta que me escribiste. Saberte tan feliz por la llegada de tu hija me llena de dicha a mí también. ¡Todos estaban atinados al pensar que era una niña! No sé cómo imaginarla, si con rasgos semejantes a los tuyos o a los de Rosa, ¿qué opinas tú? Seguramente si se parece a ti no podrás admitirlo, como no has podido hacerlo con Emilio, que es idéntico a ti, tal como pude comprobarlo cuando me mostraste su foto en la visita que me hiciste en Nuevo Laredo.
Hablando de Emilio, me alegra haber tenido razón en que tu pequeño estaba chipil, qué bueno que hayas decidido hablar con él. Es muy chiquito, sí, pero es muy listo también, y solo necesitaba de una charla con su padre para reconciliarse con la idea de tener una hermana.
Y saber que ahora está actuando como el protector de la bebé me parece adorable. En tu última carta aún no decidían el nombre, pero me imagino que ya lo hicieron, ¿cómo se llama la pequeña?
Espero con ansias tu siguiente carta.
Te amo con todas mis fuerzas. Por siempre.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 34. H.C., Guadalajara
Mi amor.
Antes de otra cosa: ¡Esperanza! Qué hermoso nombre para tu hija. Tan hermosa palabra, con todo lo que representa. Qué belleza.
Ahora, como ya habrás visto en el sobre, he decidido volver a Guadalajara.
Con los consejos que me diste en tus anteriores cartas, me ayudaste a aceptar que en algún punto tendría que volver, pues es necesario que cierre este ciclo.
Ya conozco bastantes personas aquí, y contrario a lo que pensé, a casi nadie le importó que hubiera abandonado a mi hijo y a su madre. Supongo que eso solo me hizo parecer más macho ante sus ojos. Claro que ellos no saben más que lo que yo les he dejado ver. Así que conseguir trabajo en los campos de aquí y de los alrededores no me ha costado mucho, y supongo que me quedaré aquí por un buen tiempo.
Al menos el tiempo suficiente para animarme a ir a ver a Susana y a mi hijo. Saber que estoy cerca de ellos me genera un sentimiento que no sé cómo describir. Pero puedo decir que no es algo negativo, y en nada se asemeja al tormento que vivía antes de irme. Y eso fue gracias a ti.
Por cierto, ¿puedes creer que hace ya diez años nos conocimos?
Espero que tú, y toda tu familia estén muy bien. Te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 35. H.C., Guadalajara.
Mi gran amor.
Hace un par de días me acerqué a la casa de Susana y pude ver al niño jugando afuera. Ya tiene casi tres años, está sano y fuerte, y se ve que no le ha faltado nada.
Cuando llevaba un rato observándolo desde lejos, porque habrás de saber que no me atreví a acercarme, vi a su madre caminar hacia él de la mano de un hombre. Parecían muy enamorados, y me sentí sumamente feliz por ella. Además de que me llenó de tranquilidad verlo tratar a Javier como si fuera su propio hijo.
Por meses temí haberlos afectado al irme, pero creo que en realidad contribuí a que tuvieran una oportunidad de ser realmente felices. O al menos eso quiero pensar.
Me fui un rato después de eso, y creo que lo mejor es que no vuelva. Ahora que sé que están bien, creo que lo mejor es no moverle a las cosas, y dejar que todo siga del modo en el que es ahora. Espero que no te parezca una decisión despreciable, porque ya está tomada.
¿Cómo está tu familia? Espero que todos estén muy bien.
Mis mejores deseos siempre. Te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 36. H.C., Guadalajara
Mi gran amor.
Es sorprendente como siempre logras hacerme entrar en razón respecto a mis decisiones, aun cuando te pido que no lo intentes. Y supongo que te complacerá saber que sí, visité la casa de Susana una vez más, y esta vez sí decidí tocar la puerta. Fue ella quién me abrió, por suerte. Estuvo a punto de azotarme la puerta en la cara, pero le supliqué que me escuchara primero.
Le expliqué cómo me sentía, el porqué de mi huida, y se mostró realmente comprensiva. Sobre todo cuando le conté que amaba a alguien con quien no podía estar, claro que no le dije que ese alguien eras tú, otro hombre, y mucho menos que era ese mismo hombre quien le ha estado enviando dinero todo este tiempo, pero le hablé de que las circunstancias nos habían obligado a separarnos.
Después de nuestra plática, me ofreció ver al niño. Me pidió que no me presentara como su padre, así que le dije que era un amigo, aunque Javier me miraba como si me conociera. Mi hijo no lleva mi apellido, lleva el del esposo de Susana, con quién se casó hace más de un año. Sin embargo, ella me aseguró que en un futuro le hablará de mí al niño.
No estoy muy seguro de cómo me siento después de esta visita, pero gracias por haberme empujado a hacerla.
Gracias por todo, siempre. Te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Holi, hoy no hay capítulo pero hay cartas gg.
Les pregunté en Twitter ayer, pero no todos me leen por allá, así que ahora les pregunto acá ¿por qué en las cartas no comentan? Me duelen jajaja, nocierto, les amo, pero comenten, no sean así, les pongo mucho amor a las cartas ;-;
En fin, les amo mucho, cuídense y espero pronto traerles el siguiente capítulo.
Kar :)
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Posdata [Emiliaco]
RomanceEmilio es un joven de diecisiete años, que está cursando su último semestre de preparatoria mientras se prepara para entrar a la universidad y estudiar lo que le ha apasionado toda la vida: historia. Todo parece bastante simple en su vida, hasta que...