Capítulo 49. Nada de que preocuparse.

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Creo que uno de los momentos que jamás olvidaré en mi vida, es el día que Fer nos contó sobre su bisexualidad.

Fue un día cualquiera en segundo de secundaria, a mitad del receso. Fer regresó del baño, se sentó enfrente de los tres, nos miró por un momento y luego nos lo dijo sin más. Dijo las palabras "Soy bisexual" como quien comenta que tiene hambre. Ni Chava, ni Josh, ni yo supimos qué decir. Recuerdo que yo solo me le quedé mirando boquiabierto, con mi sándwich a medio camino hacia mi boca. Ella, al ver que no sabíamos qué responder, empezó a darnos todo un discurso.

En caso de que viviéramos debajo de una pinche piedra —en sus propias palabras—, nos explicó lo que significaba ser bisexual, nos habló de la comunidad LGBT+, sobre cómo deberíamos evitar ser unos pendejos —de nuevo, sus palabras—, y debíamos respetar a las personas del colectivo porque suficiente mierda habían soportado ya —esas no fueron las palabras de Fer, son mías—.

Yo no tenía ni idea sobre mi orientación entonces —quizá la hubiera tenido si les hubiera puesto más atención a mis sentimientos por Josh—, pero aun así, recuerdo haberme sentido orgulloso de Fercha, y habérselo hecho saber. De ahí en más, ninguno hizo gran bulla del tema, no empezamos a tratarla distinto, ni nada. Era solo otra cosa que sabíamos de ella, así como sabíamos que Josh había nacido en EUA, que a Chava le gustaba el fútbol, y que yo quería tener un gato.

Otra cosa sobre Fer: a diferencia de mí, ella no conoce el pánico escénico. Ni la vergüenza, creo.

Una vez, también en la secundaria, organizaron una obra de teatro. Romeo y Julieta. Mi amiga quería participar, no porque la obra le gustara, de hecho ella misma nos dijo que la encontraba ridícula, pero le encantaba el teatro, actuar, y no quería perder la oportunidad de protagonizar una obra, aunque fuera una escolar, y aunque fuera Romeo y Julieta.

Se presentó para ser Julieta... y la rechazaron.

¿Por qué? Oh, bueno. Durante casi toda la secundaria, Fer fue más alta que Chava, yo, y casi todos los demás niños, con excepción de Josh. Y por eso no le dieron el papel de Julieta: hacía ver a todos los posibles Romeos como niños de primaria, y a ellos no les gustaba nada la idea, así que la hicieron de tos hasta que la maestra que dirigía la obra rechazó en definitiva a mi amiga para el papel.

Así pues, ya sin la opción de ser Julieta, optó por un sorpresivo plan B: ser Romeo.

Y lo consiguió. Era mucho mejor actuando que los demás candidatos, no le tenía miedo al escenario, memorizaba mejor los diálogos, tenía más carisma, e incluso más química con la niña que sería Julieta. La maestra no pudo evitar quedar encantada con ella y con su perseverancia, al igual que todo el público cuando la obra por fin se presentó.

Aparte de valiente, Fer siempre se ha caracterizado por ser directa, a veces demasiado, por tener bien definidos sus ideales y defenderlos a capa y espada, y por ser nuestra niña organizadora por excelencia. Le encanta organizar cosas —y es buenísima en ello—. Fiestas, salidas, pijamadas, lo que sea. Ella asigna tareas, hace listas de lo que se necesita, y consigue que todo salga bien, casi siempre.

Sabiendo todo esto, ni siquiera me sorprendo cuando nos cuenta que ella sola, con un poco de ayuda de Mar, ya tiene planeada a la perfección nuestra fiesta de graduación.

Chava y Josh tampoco parecen sorprendidos, ni siquiera Jen. Solo Angie y Joaco miran a mi amiga como si de pronto le hubiera salido un tercer ojo en la frente.

—¿Organizaste la fiesta de graduación tú sola? —pregunta An.

—Sí —repite Fer—. Mar me ayudó con las cuentas, pero lo demás lo hice yo solita, no se sorprendan tanto. Mejor agradezcan que ya los dejé sin nada de qué preocuparse. Bueno, aparte de lo que ya los preocupa.

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora