Recorro apresuradamente el camino que va desde la entrada de la escuela hasta el salón de clases, casi me derrapo al frenar en la puerta, y suspiro aliviado al ver que adentro del aula ya están mi novio, Josh y Chava, los tres sentados alrededor del escritorio, sobre el que hay un bonito pastel de zarzamora con queso al que ya adornan unas velas formando el número dieciocho.
Me detengo en el marco de la prepa para descansar de mi carrera.
Hoy es el cumpleaños de Fer, es martes, y como nuestra ida a acampar para celebrar va a ser hasta el sábado —convenientemente el lunes hay asueto—, vamos a hacer un pequeño festejo sorpresa en el salón, por lo cual hicimos un esfuerzo en llegar más temprano que mi amiga, lo cual implica que apenas pasa de la seis y media y ya estamos aquí la mayoría.
Mi amiga suele llegar faltando quince para las siete todos los días, y como hoy nuestra primera clase es literatura y la profesora no es precisamente muy puntual, tenemos unos buenos minutos para nuestra mini fiesta de cumpleaños.
—¡Logré llegar antes que Fer! —celebro una vez que recupero el aliento.
—¡Y nosotros logramos llegar antes que tú! —dice Chava imitando mi tono.
Me acerco para saludarlos a todos y Joaco me hace un espacio en su silla para que me siente.
—¿Llegaron todos juntos? —les pregunto.
—Sip, Chava pasó por Josh y por mí —dice Joaquín mientras recarga su barbilla en mi hombro—. ¿Tu mamá no tuvo problema en traerte más temprano?
—No, pero yo sí tuve problema para levantarme más temprano —me quejo, ganándome una risita de parte de mi novio.
—Levantarse temprano es una caca —coincide Chava.
—¡Llegamos! —escuchamos la voz de Angie en la entrada del salón y nos giramos para verla llegar en compañía de Jens, quien sostiene en una mano una gelatina —haciendo una gran muestra de equilibrio, debo decir—, y en la otra la mano de su novia.
—¡Llegaron! —exclama Josh—. Pásame la gelatina, Jen, por fa —le pide a la chica mientras camina para encontrarlas.
Trae el postre hasta la mesa y nuestras amigas van en busca de un par de sillas para sentarse.
—Claro que llegamos, con ese único propósito me quede a dormir en casa de An, para que su papá nos trajera a tiempo —alega Jens.
—¿Segura que fue con ese único propósito? —replica Angie en tono burlón.
Jensen se sonroja y vuelve su vista hacia la mesa, en tanto los demás —porque por lo que alcanzo a ver no soy solo yo— nos aguantamos la risa.
—Qué buen gusto en pasteles tiene Fer —murmura Jen, en tanto observa el pastel como si fuera la octava maravilla del mundo. Angie la mira con expresión divertida.
—Ok, tomo nota de qué pastel debo comprar para tu cumple, bebé —le dice. Jensen sonríe complacida y la abraza por los hombros.
—Bueno, ya está todo —Josh se ajusta los lentes y sonríe orgulloso mientras observa el pastel y la gelatina—, solo falta que la cumpleañera llegue ¿trajeron sus platos? —nos pregunta.
Todos asentimos, y sonrío ligeramente divertido al ver la expresión complacida de mi amigo mientras se acomoda en su silla.
—Oh, hola —escuchamos de pronto desde la puerta. Volteamos y vemos a Mar de pie ahí, y recuerdo que Literatura es una de las clases que ahora lleva con nosotros—. ¿Es cumpleaños de alguien? —cuestiona al ver el pastel.
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Posdata [Emiliaco]
RomanceEmilio es un joven de diecisiete años, que está cursando su último semestre de preparatoria mientras se prepara para entrar a la universidad y estudiar lo que le ha apasionado toda la vida: historia. Todo parece bastante simple en su vida, hasta que...