Carta 9. H.C., Guadalajara.
Mi gran amor.
Hoy empezó la cosecha de primavera, y no pude evitar recordar aquella vez que nos ocultamos entre los trigales.
Esa fue la primera vez que probé el dulce sabor de tus labios. Tuvimos que esperar a que cayera la noche para salir de ahí sin que nos vieran, y tu padre se molestó porque tu excusa fue que te habías perdido entre tanto trigo.
Por semanas no pudimos vernos. Recuerdo lo eterno que me pareció ese tiempo, aunque comparado a los dos años que llevamos lejos, hoy parece nada.
Te anhelo tanto como siempre, te amo como nunca.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 10. H.C., Zacatlán.
Mi amor.
Me preguntaste por qué la carta anterior fue tan corta, y aquí está la explicación. Estaba descansando cuando me puse a escribir, unos compañeros del jale estuvieron a punto de descubrirme y me tuve que apresurar a cerrar y esconder la carta.
Tus datos ya estaban en el sobre, y sabes tan bien como yo que mi miedo a que me vieran escribiendo palabras de amor para un hombre no es infundado.
Tú eres el único que sabe lo que pasó cuando siendo casi un niño mi padre descubrió uno de mis poemas. Solo tú sabes la historia de todas las cicatrices que eso me provocó, no solo en el cuerpo, sino en algo mucho más profundo. Tuve que huir de mi hogar con la espalda y el corazón hechos pedazos, y solo Dios sabe cómo logré sobrevivir después de eso.
Porque todos los años que siguieron, hasta antes de encontrarte fueron eso, sobrevivir. Solo a tu lado volví a sentirme vivo y humano.
¿Sabes por qué supe que podía confiar en ti? Por tus ojos. Tienes la mirada más pura y transparente que existe, en cuanto te vi supe que tú nunca me harías daño, sino que tú serías capaz de sanarme y devolverme la esperanza.
Me dijiste que el pequeño Emilio tiene tus ojos, y yo estoy seguro de que también tendrá un alma similar a la tuya, capaz de calmar incluso a los corazones más atormentados.
No pensé que fueras a tomarte en serio mi idea de leerle mis poemas, pero no sabes cuánto me alegra que lo hagas, sobre todo que dijeras que parecen tranquilizarlo.
Te añoro y te amo.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 11. H.C., San Luis Potosí
Mi gran amor.
Apenas puedo creer que el pequeño Emilio ya haya cumplido un año. Es sorprendente lo rápido que pasa el tiempo, y es irónico lo lejanos y cercanos que me parecen a la vez aquellos días que viví a tu lado.
Me decías en tu última carta que todo mundo te dice que tu hijo es idéntico a ti, y que tú no podías creerlo porque es un niño bellísimo, te diré que cierta afirmación no me sorprendió ni en lo más mínimo. Siempre has sido capaz de reconocer la belleza en todo lo que hay a tu alrededor, pero no de notar la que tú mismo posees.
Así que estoy seguro de que no te mienten al decir que Emilio es igualito a ti, siempre que lo imagino no puedo más que imaginar una pequeña versión de ti, con tus mismos ojos negros y tu mismo cabello rizado.
Me reclamaste que no te conté qué hacía en Zacatlán en el verano, así que te lo explico ahora. Entré a trabajar en una mina, y ahora estoy haciendo lo mismo, pero en San Luis. Quería probar algo diferente a los cultivos, y aunque es algo muy distinto, y extraño los campos, la paga es muy buena y es algo más estable, así que no puedo quejarme.
Aunque también le he agarrado el gusto a recorrer el país, así que no dudes que en diciembre te escriba desde algún otro lado.
Te amo, cada día un poco más, por difícil de creer que parezca, y no necesito preguntar para saber que lo haces también. Tu amor es lo único seguro que tengo en este mundo, además de la muerte.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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Carta 12. H.C., San Luis Potosí
Mi amor.
Incluso para mi sorpresa no me fui a otra ciudad, decidí quedarme aquí el resto del año. El invierno está siendo muy crudo, y me imagino que no ha sido muy distinto en Guanajuato. Te envío una postal del centro de la ciudad, que de hecho me recuerda un poco a tu ciudad.
He pensado en volver, ¿sabes? Aunque sea por un tiempo corto, pero me da miedo hacerlo. Siento que es muy pronto, y sabes bien lo que dicen "Pueblo chico, infierno grande".
Tu familia es de las más conocidas, y sabes que los rumores sobre nosotros llegaron a existir, quizá aun existan, y lo ultimo que deseo es afectar tu reputación, o peor aún, dañar a tu familia.
Aunque la idea de verte una vez más me hace mucha ilusión. Quisiera volver ese sueño realidad.
Pero creo que lo más conveniente sería esperar unos años más ¿no lo crees? ¿Qué me aconsejas al respecto?
Espero tu respuesta para tomar mi decisión. Te amo y te extraño.
Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...
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¿Qué les va pareciendo la historia de Emigdio y H.C.? Faltan muuuuuchas cosas aún.
Les amo, gracias por leer 💜
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Posdata [Emiliaco]
RomanceEmilio es un joven de diecisiete años, que está cursando su último semestre de preparatoria mientras se prepara para entrar a la universidad y estudiar lo que le ha apasionado toda la vida: historia. Todo parece bastante simple en su vida, hasta que...