Capítulo 5. Castigo.

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Me paso el resto de la tarde, hasta la hora de la cena, leyendo las notas en la libreta que me prestó mi madre, que son muchísimas, y haciendo anotaciones de lo que me parece importante en mi bitácora.

Para cuando bajo a cenar, en mis anotaciones se puede leer lo siguiente:

Emigdio Marcos Aguirre:

Nació el 20 de agosto de 1910. Vivió toda su vida en la hacienda de la familia, en Guanajuato. Nunca asistió a una escuela, aprendió a leer y escribir en casa. Se casó con Rosalinda Ortiz en 1929, y tuvo dos hijos con ella. Murió en 1961, en la misma hacienda donde nació.

El papá de Emigdio murió en 1928.

Lo que sé:

- Emigdio y H.C se conocieron y empezaron su relación antes de 1928.

- Debieron conocerse en la hacienda.

-

Lo que no sé:

- Quién es H.C.

- Por qué no pudieron estar juntos.

- Exactamente a qué edad se conocieron.

- ¿Volvieron a verse?

- POR QUÉ DEMONIOS NO TIENEN FECHA LAS CARTAS.

-

Ciudades de H.C:

- Puebla

- Guadalajara

-

Cuando terminamos de cenar, mis padres deciden que veamos una película juntos. Elegimos ver La la land, aunque ya la hemos visto varias veces antes porque es una de las favoritas tanto de mi mamá como mías.

Son más de las diez cuando regreso a mi habitación. Dejé a Taquito sobre la cama cuando me fui, pero ya no está aquí, así que asumo que se fue a ocupar su sillón favorito en la biblioteca.

Me acomodo nuevamente en el piso frente a las cartas, decidido a dedicarles al menos una hora más antes de dormirme. Seis horas de sueño no suenan mal.

Antes de pasar a otra carta, leo nuevamente las dos que ya abrí, buscando algún otro detalle que pueda ser importante, pero no encuentro nada útil.

Anoto en una esquina de mi bitácora la posdata que se lee en ambas misivas, y la encierro en un recuadro. Sospecho que aparecerá también en las demás.

Me pregunto si habrá alguna forma de ordenar las cartas cronológicamente sin tener que leerlas todas antes. Quizá pueda basarme en qué tan viejos se ven los sobres, aunque siendo realistas se ven iguales. Pienso en esto hasta que unos golpecitos en la puerta me hacen voltear, y encuentro a mi mamá observándome desde afuera de mi cuarto. - Emilio, ya es tarde y te tienes que despertar a las seis - me dice. - No quiero que te desveles con esas cartas - advierte.

- No lo haré, má - le miento.

- No te creo - replica. - Si en quince minutos vengo y las cartas no están guardadas y tú acostado en tu cama, te las voy a confiscar por un mes, ¿de acuerdo? - Sé que está hablando en serio, así que rápidamente le digo que sí.

En cuanto se da la vuelta y se va rumbo a su recámara, me pongo de pie y me apresuro a ponerme mi pijama. Empiezo a recoger las cartas y acomodarlas dentro del cajón. Las dos que ya leí las guardo en sus sobres y las pongo junto al resto, aunque las señalo con un par de post-its.

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora