Capítulo 28. Buenas noticias.

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Falta casi media hora para las siete de la mañana cuando entro corriendo al salón. Fer ya se encuentra ahí, y me acerco rápidamente a ella, que está sentada en la banca frente a la mía, donde últimamente se sienta Jen.

—Gracias por llegar tan temprano, Fercha —le digo después de saludarla.

—Parecías muy apurado en tu mensaje de anoche, ¿con qué cosa que no pudiste decirme por WhatsApp requieres mi ayuda? —inquiere.

—Eso fue una pequeña mentira, no necesito tu ayuda, solo quería hablar a solas contigo. —Mi amiga me mira con reproche.

—Hijo de tu madre, me hiciste despertarme más temprano, hasta mi papá se sorprendió de no tener que carrerearme hoy —reclama—. Sabes cuánto odio los lunes.

—En primera, tú odias igual todos los días de la semana —señalo. Fer se encoge de hombros—. Y en segunda, ¡yo también me desperté más temprano! —exclamo—. Mi gato seguía dormido cuando salí de mi cuarto, no me había despertado antes que Taquito desde que él era un bebé —relato—. Y tengo que lavar platos toda la semana porque con eso convencí a mi mamá de que saliéramos más temprano de la casa.

Fer me sonríe y asiente despacio. —Ok, entonces, ¿de qué quieres platicar conmigo a solas? —pregunta mi amiga.

Le sonrío ampliamente antes de hablar.

—De Josh —respondo sin dejar de sonreír.

Fer se pone seria, suspira, y se recarga pesadamente en la banca. —¿Por qué sigues con el tema de Josh? —se queja.

—Porque ahora sé de fuentes muy confiables que algo pasó entre ustedes. —La observo levantando mis cejas.

—Ah, Josh les dijo del beso —adivina—. Pues sí, nos besamos, ¿alguna otra pregunta?

—Esa ni siquiera fue una pregunta, yo ya sabía que se besaron, una fuente confiable me lo dijo.

—Deja de decirle "fuente confiable" a Josh, ya sé que él te dijo —dice entre risas.

La miro entrecerrando mis ojos.

—Vale —acepto—. Mi fuen... Josh me dijo que había sido un "accidente" —dibujo las comillas en el aire—. ¿Qué tienes que decir al respecto? —La miro interrogante.

—Que es cierto, fue un accidente —contesta de inmediato—. Estábamos afuera de mi casa, intentando despedirnos con un abrazo y un beso en la mejilla, nos coordinamos mal, y pues pasó —me cuenta.

—No puedes besar a alguien por accidente —replico.

—¿Y cuando besas a alguien que no querías besar estando ebrio? —contraataca.

Me quedo pensando un momento.

—Eso es un error, no un accidente —digo finalmente—. Besar a alguien estando ambos sobrios no es ni un accidente, ni un error —insisto.

Fercha me mira frunciendo el ceño.

—Ok, lo admito, no fue un accidente —acepta por fin—. Pero dime, Emilio, ¿tú no aprovecharías para besar a Josh en esa situación? —me cuestiona.

Su pregunta me toma desprevenido, y no consigo contestar de inmediato. —Tengo novio —respondo lo primero que se me ocurre.

—En una situación hipotética en la que estuvieras soltero —plantea mi amiga, observándome fijamente.

—Sí, quizá sí lo haría —admito después de reflexionarlo unos segundos.

—Ahí está, y eso no tendría por qué significar que hay algo más, como que él te gusta o algo así —expresa sonriendo complacida.

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora