Cartas 14. 1942.

638 112 29
                                    

Carta 53. H.C., Puebla

Mi amor.

Francisco y yo hicimos un viaje a Cárdenas, para visitar las tumbas de nuestros padres. Le conté que cuando estuve allá hace unos años no los visité, y no sé cómo dejé que mi hermano me convenciera de hacerlo ahora, y aun pasados unos cuantos días, no estoy seguro de si fue un error o no el hacerlo.

No sentí nada al estar frente a sus tumbas, ni siquiera un poco de tristeza. No sé que esperaba, para serte sincero, pero pensaba que sentiría algo, mas no hubo otra cosa que un vacío. Supongo que en cierto modo para mí llevaban muertos muchos años ya.

Me intrigaba cuál sería la reacción de mi hermano, cómo se comportaría él estando frente a donde descansan los restos de nuestros padres, y me sorprendió que parecía tan carente de emociones como yo mismo.

Hablamos mucho en nuestro camino de regreso, y Francisco me contó cómo fueron los años después de que me fui. En todo este tiempo no habíamos hablado a profundidad del tema. Mi hermano me había contado que mi padre solía ser muy violento, y que nunca volvieron a mencionarme, pero había sido todo.

Ahora sé también que mi padre fue mucho más estricto con él de lo que fue conmigo, me imagino que por el temor de que mi hermano resultara ser como yo, cosa que por supuesto no era posible.

Es tan sinsentido como el hecho de que tus padres temieran que siguieras el camino de tus hermanos y acabaras muriendo al igual que ellos, cuando tú siempre fuiste distinto.

Pienso que somos lo que somos desde que nacemos, y por tanto no hay ni bien ni mal en ello.

Ya me extendí mucho en mis reflexiones, perdón, mi amor.

¿Cómo estás tú? ¿Tu familia? Espero que muy bien.

Te amo.

Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...

*****

Carta 54. H.C., Guadalajara

Mi gran amor.

Hace unos meses le envíe a Susana un telegrama con la dirección de mi hermano por si necesitaba localizarme, y a principios del año me escribió, invitándome a visitarlos cuando pudiera.

Javier ya tiene siete años, ¿puedes creerlo? Vine a Guadalajara a trabajar, y aproveché para aceptar la invitación de Susana. Nuevamente me presenté ante el niño como un amigo de su madre, y al igual que la ultima vez que lo vi, él pareció reconocerme.

Es un niño precioso, muy inteligente, y muy bueno. Adora a su madre, y ella lo adora a él, ver la relación que tienen es realmente conmovedor.

De vez en cuando pienso en cómo habrían sido las cosas si yo no me hubiera ido de aquí. ¿Mi hijo sería el mismo niño que es si yo hubiera estado a su lado todo este tiempo? ¿Yo sería el mismo? No lo sé, creo que no hay modo de saberlo, pero sabes cómo suelo atormentarme con preguntas que no puedo responder.

No me quede mucho tiempo en casa de Susana, pues me fui apenas atardeciendo, antes de que el esposo de Susana, a quien Javier ve como su padre, llegara. Pero fue algo bueno pasar un rato con ellos, y sobre todo saber que están bien. Seguiré aquí unos cuantos meses, así que espero volver a visitarlos pronto.

Me dio mucho gusto saber que Emilio y Esperanza están muy bien, creciendo sanos y fuertes, y que Rosa igualmente se encuentra. Y me alegró saber que tu madre ha estado mejor, pues sé cuánto te angustia su salud.

Espero que todo siga bien. Te amo, mi amor.

Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...

*****

Carta 55. H.C., Guadalajara

Mi gran amor.

Todos estos meses que he estado en Guadalajara he visitado con frecuencia a Javier. Y lo que quiero contarte en esta carta, es que en una de esas visitas conocí por fin al esposo de Susana.

Fue algo muy extraño, en realidad, y pareció ser un poco incómodo para él, que por supuesto sabía quién era yo, pues el niño se me parece físicamente. No hablamos mucho, la verdad es que me fui en cuanto pude, porque la situación no estaba siendo agradable para ninguno de los dos.

Me voy para Puebla en un par de semanas, y no creo visitar nuevamente a mi hijo durante este tiempo, aunque quizá al final decida hacerlo. Nunca sé a dónde me llevará la vida el siguiente año, y supongo que sería bueno aprovechar que sigo aquí.

Espero que todos en tu casa estén bien, mi amor.

Te amo infinitamente.

Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...

*****

Carta 56. H.C., Puebla

Mi amor.

Lamento mucho que tu madre se haya puesto mal de salud nuevamente. Deseo de todo corazón que el médico pueda hacer algo por ella. Entiendo que no tengas muchos ánimos de pensar en algo distinto a eso, así que dejaré mi carta hasta aquí.

Estoy en casa de mi hermano, aquí seguiré hasta primavera, así que sabes dónde encontrarme si necesitas comunicarte.

Te amo y te abrazo a la distancia.

Posdata. Contando cada gota de agua en el mar, cada grano de arena en el desierto...









*********

Holi, buenas madrugadas ─o días, no sé─. Yo les debía unas cartas jajaja, y pues aquí están. 

Espero mañana actualizar la historia, y subir más cartas también, ajua.

PD: En las siguientes cartas hay una que me hizo llorar mucho mientras la escribía, yo nomás aviso.

Espero que estén bien.

Les amo, bai.

Kar :)

Posdata [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora