Sus pecas hacían una constelación, no sabría nunca decir cual pero incluso si no existían, Stiles tenía un manto de estrellas en sus mejillas.
Y me entretenía estar mirando continuamente aquellas pecas que adoraban tanto sus mejillas como su cuello, quizá también más zonas de su cuerpo pero eso no era lo que yo quería saber. Yo sólo quería saber si él era feliz, si en un futuro finalmente llegaría a ser agente de la ley, si conseguiría la práctica en el fbi, si saldríamos de esta como anteriormente habíamos hecho.
Giré mi cabeza para observar a los alfas, allí, mirándonos. Ellos querían a Scott, pero también me querían a mí, una banshee. Lydia no sabía potenciar los pequeños poderes que teníamos aún, pero en un futuro estaba segura de que lo conseguiría tal y como yo.
—Ivy... —Escuché la voz de Scott llamándome. Había tratado de convencerme de que no lo hiciera. Decía que era una locura, que tenía que pensar con la cabeza pero no era capaz, no quería que fuéramos dos los que nos marcháramos.
—Está bien, es lo que tengo que hacer, Scottie. —Sonreí, sin apartar la mirada de la que se había convertido en mi manada pero antes habían sido mis amigos.
—No te puedes ir. —Habló ahora Stiles, acercándose a mí y llevando una de sus manos a mi barbilla, manteniéndonos cerca.— Tienes que quedarte con nosotros, conseguiremos que Scott tampoco se vaya.
—Stiles... Está decidido ya. —Él negó con la cabeza, acogiéndome entre sus brazos para abrazarme con fuerza.— Te quiero mucho, y te prometo que me tendrás a tan sólo una llamada. Siempre voy a volver por ti, Stilinski.
—Ivy, por favor... No te vayas, no puedes hacerme esto. No puedo perderte a ti también. —Susurró, en mi oído.
Nunca habíamos sido nada más que amigos, pero la conexión estaba, por parte de los dos. Y de eso no había ningún tipo de duda.
—Te quiero, y siempre te querré Stiles. No me odies después de esto. —Deshice el abrazo, pero sus brazos aún me retenían, impidiendo que me alejara de él.
—Tenemos que hablar, de verdad Ivy... No puedes... —Scott llegó por detrás de él, poniendo una de sus manos en el hombro del pecoso.—Scott... dile que no puede hacernos esto.
—Stiles, tienes que dejarla marchar. Es lo que ella quiere, y es lo que debemos darle.
Quisé gritar que no era así, que lo hacía para que todos ellos estuvieran a salvo pero de mi garganta no salió nada debido al nudo que había en ella. Stiles acabó aflojando sus brazos, dejándome suelta y pude observar las lágrimas formándose en sus ojos.—Te quiero Ivy.
—Yo a ti también, mucho.
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One-Shots.
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