Me encontraba con Scott McCall, el chico que logró salvarme de toda la mierda que rodeaba mi vida.
Había descubierto que, él era un hombre lobo, Lydia una banshee y habían más seres sobrenaturales de los que tal vez algún día sabriamos.
Justamente en aquellos momentos, estabamos luchando contra un mostruo, no tenía rostro e iba envuelto en quien sabe que sustancia. Yo mantenía detrás de mis actuales amigos, ya que Stiles y yo eramos los únicos humanos entre tanta testosterona pero, sin darnos cuenta poco a poco estabamos rodeados por varios de aquellos seres.
Cuando, uno de ellos se estaba acercando a mí y mi vida empezaba a peligrar, se acercó adolescente, su cabello era castaño y sus ojos eran amarillos, era un beta en toda regla.
–¿Theo?¿Theo, Raeken?–Pregunté, me había recordado al hacía algunos años era mi mejor amigo.
Cuando el hombre lobo acabó de pelear con aquel mostruo que, casi me intento matar, el chico se giró para mirarme.
–Sí, ¿y tú eres? –En su rostro había una sonrisa ladeada, como si ocultase algo.
–Eso da igual, luces igual que en cuatro grado...
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Lo que yo no sabía es que aquel chico estaba roto y acabaría destrozandome a mí también.
