Draco Malfoy.

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—Anna, ¿vienes conmigo a la biblioteca?

Observe a Goyle para después mirar durante unos segundos a Crabble y Draco, viendo como este último me devolvía la mirada. Y asentí con la cabeza, uniendo mi brazo al del más bajito y empezando a caminar junto a él.

—Oye, Goyle. ¿Tú sabes que le pasa a Draco conmigo?

—Sólo, no quiere hablar de ti. No tengo ni idea de porque.

—Entiendo... —Hice una mueca antes de pasar por la puerta y entonces caminar hasta una de las mesas de la biblioteca, dejando que él se sentara primero.

—¿Sinceramente? Creo que no está preparado para todo lo que su cabeza le tortura.

Mis labios se abrieron e iba a argumentar algo al respecto, pero Crabble apareció sentándose al lado de Goyle con una sonrisa en los labios.

—Hola chicos, ¿qué hacéis?

—Íbamos a investigar sobre pociones juntos. —Hablé, alzando una ceja ante su interrupción.

—¡Maravilloso! Podíamos hacer el trabajo juntos, ¿no Goyle? —Le preguntó Crabble al chico, viendo como este trataba de esquivarlo sin poder llegar a hacerlo exitosamente.

—Supongo, sí... Pero, Anna...

—¡Voy a hablar con Draco, seguro que a él no le importa ir contigo, Anna! —El entusiasmo de Crabble hizo que nos mandarán callar, y éste acabó por levantarse de la mesa para ir en búsqueda del platino.

Mire a Goyle y ambos arrugamos la nariz, lo que hizo que una suave risa saliera de mis labios.

—No entiendo nada de nada, Goyl.

—Imagínate yo, que ahora me toca hacer el trabajo con Crabble y no se entera de nada...

Una carcajada salió de nuestros labios y nos miramos, al fin y al cabo quizá no éramos tan diferentes. Escuchamos una vez más como nos mandaban callar y me tapé la boca con la mano, para así tratar de evitar hacer más ruido.

—Eh, hola. —Escuché detrás de mí y me giré para ver al platino frente a mis ojos. Lo cual hizo que parara de reírme y lo mirara extrañada.— ¿Podemos... salir fuera?

—Eh, estoy hablando con Goyle y ayudándole a estudiar, quizá podrías esperar a luego. —Hablé, sería. No merecía que yo fuera comprensiva con él cuando no había sido mutuo.

—Eh, no, Anna. Yo me tengo que ir. —Goyle se levantó empezando a recoger sus cosas e hice exactamente lo mismo.

—Si tú te vas yo iré contigo. Estábamos juntos, y te lo debo.

Mire a Goyle mientras yo empezaba a recoger y con su expresión facial me decía que no hiciera tonterías, que hablara con Draco. Pero no, por mucho que me muriera de ganas, no iba a ser cuando él quisiera.

—Eh, podemos ir todos a la sala común... —Propuso Draco, lo cual me hizo mirarlo con una ceja alzada debido a aquella propuesta pero asentí con la cabeza, girándome a ver a Goyle.

—Eh sí, suena genial.

—Entonces hecho, vamos. —Susurré yo acabando de recoger mis cosas y esperando a que Goyle empezara a caminar para hacerlo junto a él.

Cada paso que daba, podía hacer que oliera el perfume de Draco, lo cual solo hacía que quisiera hundirme en sus brazos y finalmente impregnarme de aquel olor. Pero no podía, no debía.
Deje que ellos pasaran antes, y disculpándome un segundo fui hasta mi habitación para dejar lo que llevaba encima de la cama. Y entonces volví con los chicos, pero sólo vi a Draco sentado en el sofá, con Megara a lo lejos cuchicheando sobre él con sus amigas.

—Hablemos. —Le dije, sentándome a su lado. Estar en un lugar público hacía que no me sintiera indefensa ante cualquier insulto que pudiera salir de sus labios. Tenía miedo de sus palabras.

—Bien. A ver, Anna. No soy bueno en esto. —Empezó, incorporándose un poco para centrar únicamente su atención a mí. Y aquellos ojos hicieron que me perdiera completamente durante un par de segundos.— Me gustaría que fueras mi compañera en pociones.

Ante sus palabras, mis labios se entreabieron, aquello si que no me lo esperaba en absoluto pero acabé por asentir con la cabeza.— Claro, sin problema. ¿Era eso?

—Oh. —Pude ver como se sorprendía, no esperaba una afirmación y durante unos segundos pude ver una sonrisa que desapareció rápidamente.— No, quiero que seamos amigos. Pero de verdad, no quiero avergonzarme si me ven contigo porque vayan a pesar que sólo quiero corromperte.

—¿Corromperme? Por Merlín, Draco. —lleve mi dedo índice hasta su hombro y le di un suave empujón.— Eres un idiota. A mí no me importa lo que la gente piense de nosotros.

—¿Tú? ¿De verdad? —Pude ver una sensación de alivio en sus facciones y asentí con la cabeza, sin entender que le pasaba al chico en aquellos momentos por la cabeza para que estuviera tan preocupado.

—Draco, sería un honor para mí ser tu amiga, eso sí. No puedes distanciarte otra vez sin decirme porque. —Añadí, haciendo que él asintiera de manera rápida y entonces lleve una de mis manos a sus rodillas, apoyándola ahí.

—Entendido, mierda. Yo. —No se muy bien que pasó por su mente, pero en cuestión de segundos estaba entre sus brazos siendo apretujada contra su pecho. Y el resto del mundo había desaparecido completamente.— Gracias por dejarme ser tu amigo, nunca he tenido muchos.

Suspiré y simplemente envolví mis brazos alrededor de él, haciéndole saber que estaba a salvo, completamente. Quizá Draco me gustaba pero, sinceramente eso importaba una mierda cuando el platino lo único que quería era mi confianza, mi lealtad, a mí. De la manera que fuera. Pero me quería en su vida y, yo iba a cumplir aquel capricho como una buena amiga.

—Eh, ¿no íbamos a estudiar juntos? —Interrumpió Goyle haciendo que Draco riera aprovechando que estaba oculto en mi pelo.

—Claro Goyle. —Escuché su voz responderle y poco a poco me soltó, esperando a que yo hiciera lo mismo para entonces retomar su postura.

—Draco, vas a tener que darnos mucha de tu información porque ambos somos basura en muchas asignaturas. —Añadí con una sonrisa y le vi negar con la cabeza, como si no tuviese de otra.

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